Mantener el incremento de la temperatura media anual del planeta muy por debajo de los 2º C durante el presente siglo, en comparación con los niveles preindustriales, no es una tarea fácil de realizar, no se logrará desde la comodidad del monitoreo de dos o tres indicadores que experimenten mejoras de unos pocos puntos porcentuales año con año si bien nos va, tampoco ha de conseguirse dentro del actual marco regulatorio y normativo. Esa pretensión u objetivo que fue establecido en el histórico acuerdo de 2015 en París, precisa una auténtica transformación energética global, una disrupción sin precedente en el modo en que todos nosotros los seres humanos gestionamos nuestros recursos energéticos, vuelve imperativo culminar velozmente una transición energética de escala global, que sustituya toda fuente de generación de energía dependiente de los combustibles fósiles y establezca de una vez por todas el dominio de las energías renovables limpias.
¿Por qué me atrevo a afirmar esto? Por que, de continuar las tendencias actuales, bajo los planes que hasta hoy en general han desarrollado los gobiernos de todo el mundo, y con las modestas acciones que todos estamos llevando a cabo, agotaríamos en poco más de 15 años el presupuesto de emisiones de carbono de que disponemos para lo que resta del siglo y así tener un 66% de probabilidades de alcanzar el objetivo. Es decir, continuar con la inercia actual, sólo garantiza el fracaso.
Así que se vuelve crucial actuar de manera inmediata, la energía renovable debe crecer a un ritmo seis veces mayor en todo el planeta para que comencemos a percibir que se cumple con el Acuerdo de París. Y ¿Por qué hablamos tanto de energía? Por la sencilla razón de que, de entre todas las fuentes emisoras de gases de efecto invernadero (GEI), la energía eléctrica es la que mayor peso porcentual tiene dentro de la mezcla total.
Lo anterior genera que las renovables, de la mano de un rápido crecimiento de la eficiencia energética, adopten la vocación de convertirse en la piedra angular de una solución viable a la crisis climática global. Existen otras vías diferentes para mitigar el cambio climático, sin embargo, las energías limpias y la eficiencia energética serán los principales pilares de esta transformación que proponemos como indispensable, ya que en conjunto pueden conseguir mas del 90% de la reducción de emisiones relacionadas con la energía, y además pueden conseguirlo con la rapidez que se requiere, utilizando tecnologías que hoy son seguras, fiables, asequibles, y ya se encuentran ampliamente disponibles.
Para alcanzar esta transformación, y lograr el predominio de las fuentes de energía renovable que nos conduzcan a un futuro auténticamente sostenible, se necesitan nuevos enfoques en la planificación de las redes eléctricas, las operaciones en sistemas y mercados, el marco legal y las políticas públicas. ¿Estás dispuesto a ser un agente de cambio, o te conformas con ser un espectador?
© Copyright 2019. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados Mérida, Yucatán a 09 de febrero de 2019.