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La CNDH, otra institución enviada al Diablo

Para cumplir con los designios del actual gobierno, primero hay que cambiar el régimen y para ello se han dado los primeros pasos: enviar al diablo a muchas instituciones.

Con la forma sobre las espaldas de cómo y por qué llegó Evo Morales al país, resulta inocultable que esa cosa llamada la 4T lo que busca es la inspiración y los resultados de la Revolución bolivariana tan ansiada como exaltada por numerosos miembros de Morena.

En escenarios casi simultáneos, Evo es el membrete de una encarnada victimización que encaja bien con la imposición de la señora Rosario Piedra como presidenta de la CNDH. Los dos, magnifican el humanismo que pregona AMLO y para formar el frágil tripié, ahí está la tolerancia con los narcodelincuentes y pillos que hoy abundan más que nunca.

Encargada de garantizar los derechos de los habitantes ante los abusos que puedan cometer los poderes políticos, se dice que fue El Justicia de Aragón, nacido a fines del siglo XII, quien es el precursor de esa figura. Otros autores indican que la idea nace del jurista sueco Hans Harta y de ahí la singularidad del nombre: ombudsman.

A esta defensoría que existe en 89 países, los analistas le otorgan un denominador común: debe ser absolutamente independiente y su capacidad de control reside en la razonabilidad y persuasión de sus argumentos. Su fuerza está en la legitimidad de la que pueda vestirse. Ahí sus dientes, de ahí sus alcances.

Para cumplir con los designios de lo que se propone cambiar el actual gobierno, primero hay que cambiar de régimen y para ello se han dado los primeros pasos que tienen como propósito enviar al diablo a muchas instituciones, sin llegar a sustituirlas o tan sólo parcharlas con lo que sea. Menciono algunos casos en boca de sus diferentes protagonistas, miembros del gabinete actual:

1. ¿Y ahora qué hacemos con las decenas de miles de migrantes provenientes de Centroamérica y de África; dónde los alojamos, les damos alimentos y empleo…dónde y cómo?

2. ¿Cómo le hacemos con las madres que siguen pidiendo estancias y guarderías infantiles?

3. Si ya demolimos el Seguro Popular, ¿qué hacemos con los padres de los niños con cáncer que tanta lata dan?

4. El tren Toluca-CDMX ya lo descartamos, pero, ¿cómo le hacemos con el Tren Maya y todos esos grillos que claman por mantener y preservar la biodiversidad de la zona? A propósito, ni mencionar nada del cambio climático. Nosotros le apostamos al carbón y al petróleo.

5. Ahora resulta que no es que falten médicos, ya que el rector Graue dice que cada año se gradúan 20 mil y lo que faltan son plazas en el sector salud. Y no sabemos cómo recortar más dinero sin que protesten los pacientes.

6. Ya nos deshicimos de ProMéxico y del Consejo de Promoción Turística, pero las embajadas no se ocupan de eso. ¿Será por eso que está bajando el turismo o por la violencia?

7. A la Suprema Corte ya la ajustamos. Ya son cuatro que están domados y nunca llegarán a los ocho necesarios de los 11 para crear casos emblemáticos que pongan en peligro algún designio divino.

8. En el Fondo de Cultura Económica ya está un cuate que de veras nos amparará en cualquier volteón.

9. Los Pinos ha resultado una gran casa de subastas. Ahí sí ha habido resultados. ¡Hasta se vendió una casa del Chapo!

10. Resulta que el avión que no tenía ni Obama ni se vende ni se renta y nos cuesta una suma mantenerlo quieto en tierra.

11. El INE actual ya está tocado. En cualquier rato lo hacemos nuestro y lo convertimos en parte de la administración pública para que rinda los frutos electorales que la democracia, la nuestra, necesita.

12. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) la convertiremos en algo más positivo como por ejemplo que ayude a los zoológicos y ahorramos el 95 por ciento de sus gastos.

13. A Manuel Bartlett hay que seguir apoyándolo. El sabe cómo hacer fraccionamientos y gasoductos baratos.

14. ¿Qué bueno que quedaron algunos aviones del derruido Estado Mayor Presidencial para traer a Evo desde Bolivia y quizás pronto, Maduro de Venezuela y Ortega de Nicaragua.

15. Decían que la mejor Policía era la Federal. Ya la doblamos. Y aunque no les guste, se van a la Guardia Nacional.

Estas y más, ya son instituciones en el infierno o el Diablo ha comenzado a lamerlas.

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