Otros Ángulos

¿Sistema de salud como en Suecia?

Mientras en Suecia y Canadá los porcentajes destinados a salud son de 11 y 9 por ciento de su PIB, en México fue de 6.3 por ciento del Producto en 2013.

Pudiera verse como una ironía cuando, desde su púlpito mañanero, AMLO dice que pronto tendremos una asistencia universal para todos los enfermos, y enfatiza que habrá cubrimiento total al anular el Seguro Popular, al decir que ni es seguro ni es popular. Ese sueño, dice, nos llevará a gozar de una asistencia médica como en Canadá o Suecia.

Vayamos por partes, como solía hacer Jack, 'El Destripador'. En México existen cuatro mil 354 hospitales, de los cuales sólo mil 182 son públicos y el resto son privados. Si se quiere ver puntualmente, sólo hay menos de una cama de hospital por cada mexicano. Y hasta menos si el enfermo es pobre y sin recursos para una modesta clínica. ¿Así es más claro cómo llegaremos a los estándares de esos países extranjeros?

Según el portal EURES, un médico en Suecia gana 80 mil euros anuales, multiplicados por 22 pesos que es la paridad de hoy, significan un millón 760 mil al año, esto hace una mensualidad de 146 mil 666 pesos. Y los especialistas aún ganan más, pero lo que más aprecian los doctores escandinavos y canadienses es que cuentan con más tiempo para atender a los pacientes y mejores oportunidades para continuar preparándose.

Tomemos en cuenta que para ingresar a un hospital, los aspirantes esperan de dos a tres años para ser aceptados en los exámenes escritos, participativos y orales. Justo lo que tanto molesta a los maestros de la CNTE. Finalmente, ya como médicos suecos, atenderán a cinco o seis pacientes al día; hay doctores que en el IMSS y el ISSSTE atienden a 25 y más en solo un turno de nueve horas. Sus salarios son entre 11 y 17 mil pesos, aunque algunos llegan a 19 mil.

En cuanto a porcentajes del PIB destinados a salud, en 2013, en México, fue de 6.2 por ciento, y ahora es más bajo. Lo sabremos pronto. Mientras en Suecia y Canadá los porcentajes son del 11 y 9 por ciento y la población en ambos casos es mucho menor. Los suecos sólo llegan a cinco millones 700 mil habitantes y los canadienses rebasan ligeramente los 35 millones. De ahí la alta calidad que reciben los pacientes nórdicos y canadienses.

Aquí nos encontramos que los hospitales del IMSS y del ISSSTE operan con deudas millonarias, e incluso este último está al borde de la quiebra, pues adeuda más de 10 mil millones de pesos, en otras palabras, se encuentra en terapia intensiva con riesgo severo de perecer. ¿Podemos imaginar el Gólgota que padecen los derechohabientes?

Y pasemos a lo que son las joyas de la corona: los institutos de salud, cuya misión es triple, la atención médica de alta especialidad, la investigación y la formación y capacitación de muy diversos doctores. Estos institutos tienen personalidad jurídica y patrimonios propios coordinados por la Secretaría de Salud. Son los siguientes: Cancerología, Cardiología, Nutrición, Enfermedades Respiratorias, Medicina Genómica, Neurología, Psiquiatría, Pediatría, Rehabilitación y Geriatría. Estas entidades de alta complejidad tienen una bien ganada reputación en América Latina por su alta producción científica y el desarrollo y formación de recursos humanos, quienes han realizado notables contribuciones y particulares avances en inmunología, neurociencias y diversos tipos de cáncer. Además, y lo digo como constancia personal, con un trato humano y eficiente con todo tipo de pacientes.

Estos institutos fundados hace seis y siete décadas, cuando el país tenía la mitad de la población, ahora están acosados por una creciente población que impide sea atendida con la prontitud necesaria. Tramitar una consulta en Nutrición puede llevar meses, o la intervención para colocar un marcapasos cerca de 16 semanas. Los médicos hacen lo que pueden y los recursos para dar mantenimiento a un Acelerador Lineal o someterse a una resonancia magnética o un ultrasonido de cráneo, exigen tener una paciencia que envidiarían los santos.

Ahora la situación está al límite dado que a los médicos residentes no se les paga con puntualidad; mientras se detecta quienes son los proveedores adecuados o afines al régimen, escasean las medicinas, y a jefes con un historial y experiencia de años se les ha rebajado el sueldo. Esto nos habla de un camino totalmente opuesto a la calidad de salud en Suecia o Canadá. No es igual cuando ante un síncope cardíaco o la rotura de un hueso de hijos y parientes se dirijan a un hospital privado.

¿Verdad, señor presidente?

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