Estrictamente Personal

Dante Delgado, ¿traidor?

De la mano de Dante Delgado, Movimiento Ciudadano se convirtió en una fuerza electoral atractiva que tuvo un fuerte brinco en votos de 2012 a 2018.

¿Puede haber un 2024 sin un 2023? Según el presidente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, sí. El experimentado político decidió que su partido no participará en la contienda por las gubernaturas de Coahuila y Estado de México este año, ni formará parte de ninguna alianza de oposición en las elecciones presidenciales del próximo. Dicen sus cercanos que es para que no se desgasten y lleguen con mucha fuerza a 2024. Otros piensan que está cocinando una traición a favor de Morena y el presidente Andrés Manuel López Obrador.

MC se convirtió en una fuerza electoral atractiva desde 2012, cuando obtuvo siete diputados uninominales. Comenzó a llamar la atención por sus pegajosos jingles, que hicieron que el electorado volteara a verlo y no oliera a naftalina el partido ni encontrara lastres visibles, como en el resto de los partidos. Delgado, que es un muy buen estratega, reclutó a Enrique Alfaro ese año, quien primero ganó la presidencia municipal de Guadalajara, y en 2018 la gubernatura. En 2017 apostó por un millennial, Samuel García, a quien llevó a una senaduría y, en 2021, a la gubernatura de Nuevo León. En ese año también estuvo a punto de conquistar la gubernatura de Campeche.

En la pesca, convenció a otro millennial con nombre de calle, Luis Donaldo Colosio Riojas, para ser diputado local en Nuevo León y luego, en 2021, lo llevó a la presidencia municipal de Monterrey, con lo cual, aunque en menor jerarquía que los gobernadores Alfaro y García, lo catapultó a ser el mejor posicionado de Movimiento Ciudadano para la contienda presidencial en 2024. Una encuesta de Buendía&Márquez, publicada ayer, lo ubica como el tercer político más conocido hoy en día, con 59 por ciento de reconocimiento de nombre, siete puntos debajo de Marcelo Ebrard, y a tres de Miguel Ángel Mancera.

Sin haber declarado en ningún momento su interés por la Presidencia y con un bajo perfil político, está dos puntos arriba de Claudia Sheinbaum, cuya inversión en promoción en los cinco últimos meses ha sido motivo de escrutinio, polémica y quejas. Su nombre es una marca, al cargar sobre sus hombros la imagen mítica de su padre, que fue candidato presidencial en 1994 hasta el 23 de marzo del mismo año, cuando fue asesinado en Tijuana.

Movimiento Ciudadano no sólo tiene en él un potencial candidato a la Presidencia, sino a otros dos en la lista de 14 aspirantes identificados en la encuesta, Alfaro y García. Lo interesante es que, pese a ser un partido del segundo Tier, cuenta con tres contendientes en el imaginario colectivo, que no los tiene el PAN, ni el PRD. Sólo se equipara al PRI, y cuenta con uno menos que Morena. En el mundo de las percepciones, el partido naranja tiene músculo.

De la mano de Delgado, Movimiento Ciudadano tuvo un fuerte brinco en votos de 2012 a 2018, cuando obtuvo 17 diputados uninominales, que lo convirtió en un partido que podría tener incidencia en elecciones competidas e, incluso, definir el resultado. En aquella elección, donde fue en alianza con el PAN, obtuvo 7 por ciento del voto, que le dio 26 diputados y ocho senadores, además de 145 ayuntamientos. Tres años después, con una estrategia que ha utilizado Delgado en elecciones intermedias, Movimiento Ciudadano fue solo a los comicios, donde el número de diputados se desplomó a siete, pero superó al PRD, al PT y al Verde en número de votos, que contribuyeron a tener una mayor presencia territorial.

Si se siguiera con la costumbre, Movimiento Ciudadano iría en alianza en las elecciones federales del próximo año, pero Delgado ha dicho que no formará coalición con nadie y que su partido irá con candidato propio a las urnas. Su actitud ha levantado cejas y generado dudas sobre qué es lo que tiene realmente en la cabeza y qué busca finalmente el sazonado político, sospechas que se incrementaron al no hacer precampaña en Coahuila ni el Estado de México. En Coahuila no tenían una figura que pudiera ser competitiva, pero en el Estado de México estaba Juan Zepeda, un exitoso político perredista que obtuvo 17 por ciento del voto en las elecciones para gobernador en 2017, y que, en alianza con el PAN y Movimiento Ciudadano, obtuvo en 2018 la primera senaduría por mayoría.

Para la oposición a Morena en el Estado de México, en alianza o solo, la participación de Zepeda es importante, al estimarse entre los expertos que, si fuera sólo por la gubernatura, le quitaría unos seis puntos a la candidata oficialista, Delfina Gómez, y sólo dos puntos a la abanderada de la alianza PRI-PAN-PRD, Alejandra del Moral, suficientes para tener una contienda con final de fotografía o, incluso, ganar, al sumarse los apoyos de Movimiento Ciudadano.

La decisión de Delgado de no hacer campaña en territorio mexiquense sorprendió e inconformó en Movimiento Ciudadano. Zepeda ha estado recibiendo mensajes de figuras prominentes del partido ofreciendo su apoyo para que compita por la gubernatura y ganar electores que permitan a Movimiento Ciudadano llegar con una mejor posición a 2024 y mayor fuerza para negociar con otros partidos. Zepeda dijo antes de iniciar la precampaña que se registraría, pero no lo permitió Delgado. Hoy afirma en privado que se va a lanzar por la gubernatura, lo que despierta dudas de si habrá una ruptura interna con Delgado o éste modificará su posición.

No hay 2024 si no existe 2023. La encuesta de Buendía&Márquez señala que, si hoy fueran las elecciones presidenciales, en una contienda de dos bloques con Movimiento Ciudadano dentro de la alianza opositora, quedarían a 15 puntos de Morena. Aunque estos números se irán modificando en la campaña, le dan un argumento a Delgado: si aun con Movimiento Ciudadano no ganan la elección presidencial, ¿no es mejor ir solos y con esos votos ganar más posiciones legislativas?

Esta aritmética electoral quizás favorecería a Delgado y a Movimiento Ciudadano, pero descalificaría su discurso anti López Obrador y desataría más sospechas de que le está haciendo el trabajo sucio al Presidente.

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