¿Cómo iniciarse a beber vino? Esta pregunta suelen hacerla quienes desean comenzar a disfrutar el placer que implica beberlo.
En nuestro país no existe la milenaria costumbre de acompañar la comida con vino. La realidad es que una buena parte de los profesionales son quienes alejan al consumidor neófito del mundo del vino ya que desconocen si sus características son idóneas para el gusto mexicano. No todas son ideales para nuestro característico paladar y sobre todo para nuestros bolsillos. Podrán ser vinos de premiados en el mundo, sin embargo, si no son de nuestro agrado no hay razón para beberlos.
Tomando en cuenta nuestras costumbres gastronómicas en las que predominan los sabores picantes y los dulces, para iniciarse en el vino sugiero tomar en cuenta el siguiente proceso:
Podemos empezar bebiendo blancos o rosados ligeramente dulces -afrutados, como le llaman muchos consumidores-, que no son tan ácidos. Un ejemplo típico de este estilo es el White de Zinfandel de la bodega mexicana L.A. Cetto. Este vino es ideal para acompañar tacos de cochinita o unas tostadas de tinga.
Finalizada la etapa anterior, podemos empezar con vinos rosados secos, es decir, vinos que no tengan la sensación de dulzor a la hora de beberlos. Son muy frescos cuando se beben. Un típico ejemplo es el también mexicano Rosato de Villa Montefiori.
Seguimos con vinos tintos maduros, éstos no son tan agresivos debido a que su astringencia es más suave, o vinos de uva Pinot Noir que es más fresca que otras uvas.
Por último, podemos seguir con los vinos tintos jóvenes los cuales son más astringentes y un poco más agresivos al paladar. Para esta temporada de calor sería recomendable probar vinos blancos ácidos. Sobran ejemplos en este caso, pero hoy les recomiendo el Vendimia Seleccionada de la bodega riojana Gómez Cruzado con una gran relación precio-calidad.
Lo que dure cada etapa dependerá de nosotros mismos. La única manera de saber si un vino nos gusta es probándolo.
¡Salud!