Economista en Jefe de INVEX

Diferencias y semejanzas entre la inflación local y externa

La inflación general local nuevamente rebasó a la de Estados Unidos en agosto; pero, tanto en EU como en México aún se registra una inflación subyacente persistentemente elevada.

Las cotizaciones internacionales de algunos granos, del petróleo y principalmente del gas natural han vuelto a aumentar ante estrategias empleadas por el gobierno de Vladimir Putin para reducir la oferta de materias primas hacia Europa Occidental.

La volatilidad en los precios de commodities no sólo genera movimientos erráticos en la inflación. Esta volatilidad también genera dudas sobre un descenso sostenido en los índices de precios no subyacentes, aquellos que excluyen las cotizaciones de alimentos y energía. Las afectaciones de la guerra Rusia-Ucrania sobre la inflación alcanzan a países más allá del continente europeo.

Por otra parte, la historia de la inflación es muy distinta dependiendo de la región. Igual de distintas podrían ser las reacciones de los respectivos bancos centrales.

Por ejemplo, en Europa, países como Reino Unido y Alemania enfrentan un importante aumento en sus costos, sobre todo en etapas tempranas de la producción. A tal grado crece la preocupación sobre la disponibilidad de energéticos en Europa que las autoridades buscan implementar estrategias que mitiguen una posible crisis en la época de frío.

Ante un fuerte repunte inflacionario generado por los precios de energía, las autoridades monetarias podrían endurecer su postura y precisamente se esperan reacciones más agresivas por parte del Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco Central Europeo (BCE) para contener la inflación.

En Estados Unidos, el dato de inflación de julio fue positivo gracias a un descenso en el precio de la gasolina. Para agosto se estima una lectura de inflación relativamente baja, aunque algunos modelos predicen un nuevo repunte inflacionario en septiembre. Sin duda, ante un escenario tan incierto y con un descenso en la inflación que hasta ahora parece ser poco significativo (sobre todo en la parte subyacente), no resulta extraño que el presidente de la Reserva Federal (Fed) anunciara en Jackson Hole que el principal objetivo del banco central en estos momentos es implementar una política monetaria que permita a la inflación converger hacia su objetivo de 2.0 por ciento.

Al igual que harán el BoE y el BCE, la Fed podría continuar con aumentos significativos en su tasa de interés de referencia –entiéndase +75 puntos base en septiembre– independientemente de la lectura de inflación que se reporte para agosto unos días antes de la decisión. Lo destacó Jerome Powell, presidente de la Fed, en su discurso en Wyoming: “si bien mayores tasas de interés, menor crecimiento y condiciones más frágiles en el mercado laboral permitirán un descenso de la inflación, el proceso será doloroso para las familias y empresas … El no restablecer la estabilidad de precios generaría un dolor todavía mayor.”

La situación en México es distinta a la que se observa en la economía global y sobre todo en Estados Unidos. En nuestro país, y de acuerdo con declaraciones de funcionarios de la Secretaría de Hacienda, la inflación general anual podría oscilar alrededor de dos dígitos si el gobierno no hubiera recurrido a la condonación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y a los estímulos fiscales al precio de la gasolina.

Efectivamente, la contención del precio de este insumo no sólo benefició a los propietarios de automóviles. También restó presión al segmento de transporte de pasajeros (tanto urbano como interestatal), al transporte de carga (principalmente el de mercancías alimenticias) y a otros costos indirectos que aumentan cuando sube el precio del hidrocarburo.

Por otra parte, a diferencia de lo observado en Estados Unidos, donde el precio interno de la gasolina bajó en cuanto se registró una caída en la cotización internacional, el precio del hidrocarburo en México no baja. Al contrario, la condonación del IEPS a gasolinas se reduce gradualmente para compensar parte de los recursos erogados por el fisco durante los meses de apoyo.

En parte por lo anterior, la inflación norteamericana descendió de 9.1 a 8.4 por ciento (estimado INVEX) entre junio y agosto, mientras que en México ésta repuntó de 8.0 a 8.7 por ciento (est. INVEX) en dicho periodo. La inflación local nuevamente rebasó a la de Estados Unidos y no descartamos que ésta llegue a niveles de 8.8 por ciento en septiembre antes de descender hacia 8.5 por ciento en diciembre de acuerdo con nuestros cálculos.

Tanto en Estados Unidos como en México aún se registra una inflación subyacente persistentemente elevada. En ambos países, sólo un ajuste a la baja en el crecimiento generaría un descenso en la inflación. Por ahora, el PIB de Estados Unidos enfrenta el riesgo de caer por tercer trimestre consecutivo ante un posible freno en el empleo, un continuo (e importante) deterioro de la actividad del sector residencial, un estancamiento de la inversión no residencial y menores expectativas de producción en la industria. En México es muy probable que el crecimiento positivo que se anticipa para la economía dificulte el descenso de la inflación subyacente. Esto a pesar de que dicho crecimiento sea bajo.

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