Economista en Jefe de INVEX

El freno de los bancos centrales

Tanto Banxico como la FED podrían reducir el ritmo de alza de tasas conforme la inflación ceda en cada país.

En línea con lo previsto ampliamente por los participantes del mercado, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) aumentó el intervalo objetivo de la tasa de interés de referencia en 75 puntos base (pb) para ubicarla en 3.75 - 4.00 por ciento.

A diferencia del comunicado de septiembre, el Comité de Operaciones de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) resaltó en la comunicación de noviembre que “para determinar el ritmo de futuros incrementos en el intervalo objetivo, el Comité considerará la restricción acumulada de la política monetaria, así como los rezagos con los que ésta impacta sobre la actividad económica y la inflación...”.

Por primera vez desde que inició el ciclo restrictivo en marzo, la FED dejó entrever que incrementos elevados en la tasa de referencia podrían quedar atrás para dar paso a alzas más moderadas. A pesar de esta relativa certidumbre, las declaraciones de Jerome Powell ante los medios generaron inquietud en los mercados. Tanta, que los principales índices accionarios de Estados Unidos –y los de otras regiones del mundo– borraron, en cuestión de días, parte de las ganancias que generaron durante el rebote de octubre.

En primer lugar, el presidente de la FED no dijo cuándo podría ocurrir una moderación en el ritmo de alza de tasas. Solo destacó que esta moderación podría llegar “en cualquier momento”. En otras palabras, la tasa podría aumentar 75 pb en cada una de las siguientes reuniones hasta que se confirme un punto de inflexión a la baja en la inflación que permita una flexibilización de la política monetaria. ¿Se moderará la inflación en Estados Unidos? Entre octubre y diciembre, estimamos que la tasa anual oscile alrededor de 8.0 por ciento. La cifra sería cuatro veces mayor al objetivo del banco central. En particular, si la inflación subyacente no comienza a desacelerarse, la FED difícilmente consideraría cambiar su postura y los incrementos de 75 pb podrían continuar. Hacia finales de 2023 estimamos una inflación de 4.5 por ciento, todavía muy por encima del objetivo.

En segundo lugar, Powell dio a entender que, aparentemente, la FED no estaría dispuesta a cometer el mismo error de junio de 2021, cuando aseguró que el problema de la inflación era de carácter temporal. Sin duda, el FOMC no dudaría en restringir las condiciones monetarias hasta donde sea necesario –o a la velocidad que se requiera– con tal de continuar el combate contra la inflación. Esto a pesar de que la economía caiga en recesión. De nuevo, la duda se centra en si la tasa de la FED alcanzará un nivel terminal con incrementos agresivos o cada vez más moderados.

La situación en México es similar. Esta semana conoceremos la decisión de política monetaria del banco central y el mercado, al igual que nosotros, descuenta un incremento de 75 pb en la tasa de interés de referencia, con lo cual ésta aumentaría de 9.25 a 10.00 por ciento.

Más que depender de las próximas decisiones de la FED para tomar las propias, es probable que la Junta de Gobierno de Banco de México (Banxico) modere los incrementos en la tasa de referencia hasta que la inflación descienda conforme a la trayectoria y el plazo previstos. A final de cuentas, su mandato constitucional es salvaguardar el poder adquisitivo del peso mexicano, y no mantener un diferencial de tasas de interés contra Estados Unidos que resulte suficientemente atractivo para los inversionistas.

Por ahora, debido a algunas características de los paquetes antiinflacionarios de la administración actual (sobre todo en lo que respecta a los precios de la gasolina y probablemente los de algunos alimentos), no se descarta un repunte de la inflación cuando se eliminen los estímulos (incluyendo la exención de algunos aranceles) hacia febrero de 2023. Un repunte de la inflación, sobre todo si los precios internacionales de alimentos y energía aumentan nuevamente hacia esas fechas, no se descarta.

En particular, y a diferencia de otras regiones económicas del mundo, es muy probable que México no caiga en recesión el próximo año. En ese sentido, ante un crecimiento económico positivo –por más bajo sea– los precios deberían aumentar. Después de ubicarse en 8.60 por ciento al cierre de este año, la inflación de México podría descender a 5.50 por ciento en 2023 (estimados INVEX). Esta cifra es casi dos veces el objetivo inflacionario puntual de Banxico.

Aunque en México se detectan más riesgos al alza para la inflación, tanto Banxico como la FED podrían reducir el ritmo de alza de tasas conforme la inflación ceda en cada país. Asimismo, una vez que se alcance un nivel de tasa suficientemente restrictivo en cada economía (5.00 por ciento en Estados Unidos y 11.00 por ciento en México de acuerdo con nuestras previsiones), tanto Banxico como la FED podrían frenarse. La gran incógnita es cuándo.

Un posible freno de los bancos centrales no implica en ningún momento que alguna de las dos tasas de referencia vaya a bajar en 2023. Más bien esperamos que ambas se mantengan alrededor de los niveles estimados durante todo el próximo año.

El primer banco central en comenzar a bajar la tasa podría ser el de Estados Unidos. Pero eso hasta 2024 y dependerá, en gran medida, de la profundidad y magnitud de la próxima recesión en aquel país, así como de la convergencia de la inflación hacia el objetivo de 2.00 por ciento. En México aún es incierto cuándo podría iniciar el ciclo de recortes en la tasa de interés de referencia del banco central.

COLUMNAS ANTERIORES

Trump 2.0 para México
La recesión que no llegará

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.