La terminal de Bloomberg reporta los cambios implícitos en la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal (Fed) obtenidos a partir de los futuros de la tasa de interés de fondos federales (nota: teclear WIRP, presionar tecla y seleccionar la opción de Estados Unidos).
A pesar de la utilidad de estos cálculos en lo que respecta a las expectativas del mercado para la tasa de referencia de la Fed, estos cambian constantemente. Y no solo ocurrió en marzo de 2023, cuando el mercado descontó una baja de tasas más adelante ese año por la crisis que generó la quiebra de Silicon Valley Bank. A finales del año pasado, ante la confirmación de un proceso desinflacionario y la posibilidad de que la política monetaria restrictiva generara un freno o incluso una caída en la economía norteamericana, la opción WIRP desplegaba la expectativa de seis recortes en la tasa referencia a partir de marzo.
Y al llegar marzo, las expectativas del mercado cambiaron ante datos de crecimiento sólidos, una inflación subyacente persistentemente alta y la retórica utilizada por distintos miembros de la Fed sobre la necesidad de confirmar la trayectoria de la inflación hacia el objetivo de 2 por ciento. A principios de ese mes se esperaban ya solo cuatro recortes en la tasa de la Fed, mismos que ocurrirían a partir de junio de acuerdo con la opción WIRP de Bloomberg.
El 20 de marzo, cuando se dio a conocer un gráfico de puntos (dot plot) de los miembros de la Fed y el presidente del organismo dejó claro que no bajarían la tasa hasta tener “más confianza” sobre la convergencia de la inflación hacia su objetivo, las expectativas se ajustaron a tres recortes iniciando estos en junio.
A mediados de abril ya eran dos recortes. A finales de dicho mes: un recorte. Incluso algunos analistas empezaron a considerar la posibilidad de observar un incremento en la tasa de referencia en 2024 (algo que quedó descartado por el presidente de la Fed en su más reciente conferencia de prensa).
La expectativa de menos recortes contradice lo que debería hacer la Fed ante una economía que se frena. Y efectivamente el crecimiento en Estados Unidos se ha desacelerado (1.6 por ciento a tasa trimestral anualizada o TTA en el 1T-24 contra una expectativa de 2.5 por ciento TTA). ¿Cuál es el problema entonces? Que la desaceleración no ha generado un descenso significativo de la inflación.
Además de las presiones salariales que aún se observan, la inflación subyacente en Estados Unidos (la que excluye los precios de alimentos y energía) no baja a pesar del menor ritmo de crecimiento económico. Eso sin considerar los riesgos a la inflación no subyacente que mencionamos en la columna del mes pasado ante la tendencia de alza que registra el precio del petróleo, así como la posible materialización de fenómenos climatológicos adversos durante los próximos meses o un incremento de las hostilidades en Medio Oriente entre Israel y los países árabes.
La situación en México no es distinta. Sin decir que Banco de México (Banxico) se precipitó al reducir el objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria a un día en marzo (pues la mayoría de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco Central tomaron la decisión de bajar la tasa con base en la información disponible en ese momento), es muy posible que, al menos por mayoría simple, los miembros de la Junta voten a favor de no bajar la tasa en mayo y probablemente tampoco en junio.
Y esto no por la posibilidad de que la Fed recorte su tasa tan solo una vez o incluso no la recorte este año. Es porque en México, la inflación subyacente se mantiene presionada y la categoría no subyacente podría rebotar por los acontecimientos globales previamente descritos. Aquí también, a pesar de la desaceleración en el crecimiento del PIB durante el 1T-24, la inflación subyacente se mantiene rígida ante el repunte a tasa anual que ha mostrado el componente de precios de servicios desde enero.
Al parecer, desde cualquier enfoque, las tasas de interés permanecerán altas por más tiempo tanto en México como en Estados Unidos, a pesar de la desaceleración en ambas economías debido a una inflación que no cede. Ya sea porque la Fed baje una vez su tasa de referencia este año o no la baje, o porque Banxico la baje tres veces en lugar de las seis o hasta siete veces que esperaba el mercado a principios de año.