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Auditoría del futuro: balance entre tecnología y alta especialización

Hoy sabemos que sí es posible, que tenemos gran capacidad de adaptación –y que incluso podemos mantenernos más conectados– pese a las situaciones adversas

La auditoría del futuro requerirá amalgamar la incorporación de herramientas digitales, el manejo de una gran cantidad de conocimientos técnicos y, desde luego, el liderazgo de un creciente número de especialistas.

El avance tecnológico, la necesidad de analizar una creciente cantidad de información y las complejidades de los principios contables demandan de la auditoría de estados financieros, un mayor grado de especialización y una mejor gestión de equipos de especialistas. Anteriormente, las auditorías se realizaban por un solo equipo utilizando innumerables hojas de cálculo. Hoy, los principios contables presentan mayores complejidades, lo que requiere de un importante número de especialistas que, además de conocer a profundidad las normas contables, realicen un profundo análisis financiero para evaluar proyecciones, modelos matemáticos, cálculos de probabilidad y muchos otros más, para poder determinar el valor de recuperación de un activo, su valor razonable o su valor de mercado, los cuales deberán de ser registrados o al menos revelados en las notas a los estados financieros auditados.

Es esta adición de especialistas a los equipos de trabajo, lo que agrega valor a la auditoría de estados financieros para analizar la gran cantidad de información que las empresas producen, por lo que uno de los retos actuales es extraer todos los datos necesarios y analizarlos en tiempo real. El auditor, por su parte, debe ser más eficiente en la gestión del proyecto y ser capaz de coordinar correctamente los esfuerzos de otros. No podemos dejar a un lado que todo avance tecnológico implica nuevos y mayores riesgos, lo que también demanda especialistas que puedan identificarlos y diseñar procedimientos de auditoría más eficaces que los mitiguen.

Además, un absoluto dominio de la cambiante área técnica es importante; para las firmas de auditoría es vital lograr una comunicación oportuna con las empresas, compartirles mejores prácticas y mantener un enfoque predictivo para evaluar diversos escenarios y mejorar la administración de los riesgos.

Este contexto supone un reto considerable: el talento es cada vez más escaso –la matrícula en las universidades para la carrera de contaduría ha disminuido–, por lo que es fundamental saber captarlo y motivarlo para desarrollar profesionales que puedan responder a los retos actuales y futuros. El juicio profesional solo se puede obtener a partir de la experiencia, por lo que es crucial mantener la motivación en los equipos de trabajo y bajar los niveles de rotación.

Por su parte, las empresas enfrentan un desafío similar en cuanto a la captación de talento y además necesitan fortalecer sus programas de capacitación tanto para sus áreas operativas y financieras como para las áreas de compliance y auditoría interna. Esto es, las compañías deben procurar el entrenamiento a sus colaboradores conforme avance la adopción de nuevas tecnologías.

Durante los últimos meses, la crisis por pandemia de Covid-19 nos ha dado la oportunidad de reimaginar la auditoría del futuro; la que es virtual y remota, donde todos los involucrados –clientes, auditores, consejos de administración y comités, entre otros– podemos trabajar en conjunto, pero desde lugares diversos, y aún así mantener altos estándares de desempeño.

Hoy sabemos que sí es posible, que tenemos gran capacidad de adaptación –y que incluso podemos mantenernos más conectados– pese a las situaciones adversas. No obstante, todos debemos encontrar la manera de hacer sostenible este modelo de trabajo procurando para los colaboradores un equilibrio entre su vida personal y laboral. Esto en un entorno cada vez más demandante y retador.

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