Cada día se va cerrando el círculo en contra de AMLO y sus decisiones hostiles al interés nacional. La llamada reforma eléctrica, que en realidad es energética, empezó la polémica. AMLO dijo que contaría con los votos del PRI, pero resulta que ni Alito, ni Moreira, pueden convencer a los legisladores priistas de votarla a favor, pese al control de un buen número de ellos que son beneficiarios de las plurinominales, de las cuales Moreno dispuso arbitrariamente. La simulada asamblea del PRI busca una salida con acuerdos sustantivos y vinculatorios, para por la puerta de atrás, inducir a su Consejo Político a retirar la prohibición de votar por monopolios, incluidos los estatales.
Crece la oposición a decisiones cupulares contrarias a la militancia que buscan salvar el cuello a cambio de votos legislativos. En el PRI se creó el Frente Nacional que agrupa a corrientes de opinión contrarias a las declaraciones de que el PRI analizará y convocará a Parlamento abierto para aprobar la reforma presidencial, lo cual, además de estar prohibido en sus documentos básicos, es contrario al interés nacional y de militantes. Alito ni escucha ni consulta a su militancia. Prefiere simular. Y piensa poder hacerlo sin pagar consecuencias. Todo en política tiene un costo. Y los militantes tienen derechos.
Ya se interpuso una solicitud de investigación ante la Comisión de Justicia Partidaria en el PRI para que compruebe si se cumple con estatutos o la convocatoria es contraria a los ordenamientos internos, en cuyo caso se piden medidas cautelares para impedir la asamblea. Obviamente la Comisión solo contesta que hará la investigación sin precisar fechas, pese a excitativas. Veremos qué decisiones adopta la simulada asamblea. No están dispuestos los priistas de las corrientes de opinión a dejar pasar una alianza con Morena, ni en la reforma energética, ni en la política.
En el PAN también hay discrepancias con la dirigencia. Marko Cortés no ejerce un liderazgo real y son muchos los esfuerzos que debe hacer para la reunificación de la única fuerza opositora visible, que lleva el peso de la unidad de las oposiciones. El PRD, muy disminuido, pero sin más fracturas, pues ya se fueron a Morena la mayoría de sus bases. Aun así mantienen la lucha contra el autoritarismo de AMLO que vivieron en carne propia.
La semana pasada se creó el Frente Cívico Nacional, encabezado por Beatriz Pagés, Cecilia Soto, Guadalupe Acosta Naranjo, Gustavo Madero, Álvarez Icaza y otros, para buscar que los partidos elijan a su candidato de la #Alianza en una primaria y no por acuerdos de cúpulas partidistas que pueden, o no, tener una candidatura que realmente logre ser atractiva y unifique a la oposición. Buscan evitar un quiebre entre cúpulas, pero no tienen interlocución o alianza con los partidos, por lo cual el esfuerzo es más declarativo.
Pero es un esfuerzo loable, como el de Va por México, que aglutina a varias organizaciones de la sociedad civil que empujaron a la #Alianza en las pasadas elecciones, con gran éxito. El problema es mantener la unidad de lo diverso. Cada uno con intereses particulares que no son necesariamente la de otros grupos. Por eso falta consolidar la visión de Estado hacia 2024.
En Morena ya AMLO decidió que su sucesora debería ser Claudia Sheinbaum, que es una mala carta en la Ciudad de México y otras regiones, pero su ánimo se inclina hacia ésta. Los otros posibles contendientes mencionados no son ni remotamente considerados, salvo dos: Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. Ambos siguen dando la batalla dentro de Morena y conforme las reglas de AMLO, a quien han servido con eficacia, no necesariamente reconocida. Hay quien le apuesta a su paisano y amigo, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, pero su perfil operativo aún no logra colocarse.
Como ya apuntamos, otra opción es entregar el mando a las Fuerzas Armadas, situación que a todos preocupa, morenistas incluidos. Desaparecer al INE y al TEPJF puede abonar en este sentido. Pero no alcanzan los votos en el Congreso si se mantiene la #Alianza. Claro que las decisiones de AMLO no se caracterizan por su apego a la legalidad.
Para fortalecer su liderazgo AMLO busca acabar con críticas, la andanada contra la UNAM y el IPN son terribles, operadas por los porros del CEU, la misma Claudia Sheinbaum incluida. No podemos descartar que por la vía de la violencia se desestabilice a las universidades públicas. Lo que sucede en el CIDE es de vergüenza y el primer ejemplo de cómo tomar control de las instituciones para acabar con la autonomía, la independencia y la libertad de pensamiento.
Si bien AMLO contribuye a la escalada de corrupción y autoritarismo, está seguro de su popularidad, sus mañaneras y los votos mayoritarios, más aún si logra la revocación del mandato en urnas para consolidar su liderazgo. Su comunicación directa, breve, sin mayor razonamiento, transmite falsedades y no acepta a la prensa libre. Se niega a admitir cualquier demostración de sus excesos. Crea falsas cortinas de humo, desvía la atención de temas trascendentes, oculta o niega información, según el caso.
Lo importante es el activismo que la sociedad civil va tomando y por lo cual se le ha castigado. Solo pueden donar grandes empresas a causas mayores. Los donativos menores se limitan para evitar financiamiento de actividades contrarias a sus políticas. Pero más allá de financiamiento, empieza a surgir un pensamiento autónomo, crítico y contrastante al oficialismo, lo que preocupa a AMLO. Acusa traición de las clases medias aspiracionistas, individualistas, que sin humildad traicionan a la 4T.
Y qué decir del decretazo para ocultar corrupción e ineficiencia. Todo abona a que se unan las oposiciones, aún con presiones y posibles persecuciones políticas. Hay sin duda temor, al menos en el PRI. Frente a amenazas juegan con la margarita que si, que no. Ya son varios frentes abiertos, activos y decididos a impedir mayores retrocesos y costos. Veremos que sucede. ¿Usted ya se decidió a actuar?