Rosario Guerra

Abrir frentes

Rosario Guerra indica que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha abierto varios frentes, lo que colapsaría la eficiencia para tender y resolver adecuadamente.

El ejercicio de gobierno implica atender todos los frentes que la labor requiere. Pero como el tiempo es limitado, la capacidad para leer y analizar los temas tampoco abunda, y se cuenta con especialistas informados sobre diversos aspectos, que pueden aportar soluciones. Mi experiencia en la administración pública me indicó que se debía priorizar la atención a los problemas, y nunca abrir tantos frentes al mismo tiempo porque colapsaría la eficiencia para tender y resolver adecuadamente.

No es el estilo de AMLO. En 60 días tiene abiertos: Una cancelación del NAICM que no concluye y un proyecto en Santa Lucía que no está listo; una Guardia Nacional para la que ya hay contrataciones, pero que aún no termina su proceso legislativo para conformarse; un bloqueo de rutas ferroviarias por la CNTE cuya solución se pelotea entre el gobierno federal y local, que mantiene al borde de la quiebra a empresas; estallamiento por primera ocasión en 8 años de huelgas en maquiladoras en Tamaulipas, con amenaza de cierre de empresas; un alto costo económico y afectación a cadenas productivas, en México, especialmente en Michoacán, Jalisco y Guanajuato por el desabasto de gasolinas, en una estrategia que no se logra explicar.

Ahora se dice que existe riesgo de desabasto de medicinas por falta de autorizaciones de COFEPRIS, que no se niega ni se aclara; la crisis de los migrantes centroamericanos que permanecerán en México con costos asociados que no se determinan y aún cuando hay razones humanitarias, la subordinación a la política norteamericana no se observa positiva; la incertidumbre en torno a la inversión pública en refinerías, que no se concursarán, en un tren maya que no cuenta con estudios ni permisos aunque ya se inauguró.

La falta de certidumbre a los inversionistas, nacionales y extranjeros, ante estudios del FMI y otros organismo especializados, que definen como poco claros los programas y mensajes del gobierno; la ausencia de México en foros internacionales y el apoyo a Venezuela pese a graves violaciones de derechos humanos, bajo la tesis de la Doctrina Estada, lo que aísla al país y lo divide en lo interno; y por último, la baja en la calificación de la deuda de PEMEX en dos niveles por las calificadoras, lo que pone en riesgo nuestra deuda como país, inversiones y empleo y ante lo cual AMLO solo acierta a descalificarlas, en lugar de revisar proyectos.

Si a esto se suma la reunión matutina sobre seguridad, las giras en avión comercial, los anuncios de programas sociales, las entrevistas a medios, pues creo que AMLO tiene poco tiempo para la reflexión. No sé si acostumbre lecturas sobre los temas nacionales e internacionales, pero estará muy limitado. En alguna ocasión ha dicho que a él deben convencerlo, lo que implica que las decisiones se toman con informes que se presentan sin tiempo para análisis y en su caso, tiempo para profundizar a fin de tomar decisiones.

Ya hemos dicho que nadie quiere que AMLO fracase, es México y nuestro destino lo que está en juego. Por eso preocupa que se abran tantos frentes en forma simultánea, para luego culpar a los de antes y a la corrupción, de los problemas. Cierto que el bono democrático de AMLO es muy amplio y se mantiene en las encuestas la aprobación. Los errores se perdonan en aras de la voluntad de hacer los cambios. Hay prisa dicen por lograr la transformación.

Pero el problema es que no queda claro el rumbo. Se dice del abandono de PEMEX, del fracaso de la Reforma Energética por no atraer más inversiones (recordemos las reformas coincidieron con la caída de los precios y la rentabilidad de la industria) y como solución se esboza un retroceso, lo que hará menos atractiva la inversión en un mundo de feroz competencia por capitales.

Queremos más infraestructura, pero no hay claridad de inversiones propuestas. ¿Cómo ayudará el tren maya al sureste? ¿Cuántos millones de turistas deben usarlo para ser rentable? ¿qué aporta al transporte de mercancías y de cuáles? ¿por qué AMLO asegura que no se tirará ni un árbol y no hay estudios? En cuanta a las refinerías, ¿realmente bajará el precio de gasolinas si se producen aquí, nuestro petróleo es muy pesado y caro el proceso? ¿Cómo se puede aumentar producción petrolera sin inversiones privadas? ¿Qué proyectos detenidos se cancelarán? ¿Las causas? En fin, hay muchas dudas. Lo cual no implica que no queramos el éxito.

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