La iniciativa de AMLO que envió al Congreso de la Unión para casi desaparecer la reforma energética lograda por consenso en el pasado sexenio, es un atentado contra nuestra economía doméstica, la economía nacional y el cumplimiento de los tratados internacionales. Desaparecer energías limpias es retroceder, atentar contra el futuro del país. Y le corre la prisa con iniciativa preferente que tiene prioridad y debe ser aprobada de inmediato.
¿Qué es más importante, que el país cuente con energías limpias y más baratas, o que se salve a CFE con mal servicio y tarifas caras? Pasará lo mismo que con las gasolinas, no podrá cumplir promesas. Si la competencia recompone a la CFE, pero permite al país contar con mejores servicios, suficiente energía y sin contaminar, cuál es el caso de ensañarnos contra los privados. La apuesta es ruinosa. Es un prejuicio ideológico que va contra el interés nacional y los compromisos internacionales. Lo que sostiene AMLO es una falacia. CFE no es estratégica para México y su administración no es transparente. Prohibir el autoabastecimiento atenta contra la competitividad de la industria. Además, CFE controla actualmente toda la distribución nacional y compra a privados con sus precios y en subastas.
El Congreso además puede aprobar la ley con mayoría simple, o sea, estamos fritos por la descarga. Ya los partidos de oposición advirtieron de posibles controversias con Joe Biden y con Canadá. El PAN la considera una 'ocurrencia', improvisación frente a los problemas reales de la economía. El PRI alertó de mayores tarifas y subsidios a la industria. Advirtió que la ley violaría el TMEC, los tratados con la Unión Europea y el TPP o transpacífico. El PRD expresó que AMLO busca crear de nuevo un monopolio estatal que perjudica al país, a las familias, a las futuras generaciones y a los tratados internacionales.
Expertos coinciden con esta violación y cámaras empresariales, como la Canacintra, expresaron que se generarían disputas a nivel nacional e internacional. Es decir, muchos buscarán ampararse contra la ley y se prevé recurso de inconstitucionalidad ante la SCJN. Todos aseguran que las tarifas aumentarán y que habrá más subsidios a una empresa ruinosa, como es el caso de Pemex refinación.
Sin vacunas, con el más alto índice de muertes por coronavirus, sin medidas sanitarias, sin medicinas, con protección a los Siervos de la Nación para hacer proselitismo político electoral, AMLO permanece encerrado en sus decisiones. En un México que no volverá, con sus monopolios estatales ruinosos. Con proyectos sin viabilidad, a donde se malgasta el gasto público, sin importar vidas humanas. Su enfermedad, cualquiera que haya sido, no logró que se serenara, que se informara, que leyera y se cuestionara. Todo lo sabe. Todo lo cree.
Siguen además en la agenda legislativa medidas contra productividad y competencia mundiales, como la prohibición del outsourcing, o los cambios a la Ley de Banxico que comprometen su autonomía por lavado de dinero. El PEF 2021 mantiene presupuesto para Dos Bocas, Tren Maya y Santa Lucía, pero no para adquirir vacunas contra el Covid-19 o mejorar la compra de medicamentos y su distribución. O para apoyar empresas. La austeridad republicana mató a los fideicomisos. Ciencia y cultura entre las actividades afectadas. Aún no conocen cómo se financiarán estas actividades desde el Ejecutivo. No hay mecanismos.
Modificar la reforma energética tiene connotaciones de mayor envergadura. Es faltar de nuevo a compromisos internacionales con una ley amañada que busca permanecer pese a controversias. El resultado es el mismo. México no honra sus compromisos, no es un socio confiable. Aunque las cadenas de suministros y de producción son más fuertes que cualquier controversia y allí radican los beneficios de tratados internacionales, que seguirán su curso, ello no implica triunfo alguno.
Bajará la competitividad del país, se afectará su productividad y en el mediano plazo esto podría implicar salida de inversiones y mayores pérdidas de empleos bien remunerados y especializados. Si Banxico además se sacrifica seremos vulnerables. Los monopolios de cualquier tipo afectan a los consumidores. Si además son estatales, les cuestan a todos por sus ineficiencias y corrupción, que no ha sido erradicada ni de CFE, ni de Pemex. La SFP sirve para encubrirlas o para atacar a posibles contrincantes.