Opinión Rosario Guerra

Gobernanza y monopolio

La iniciativa de reforma a la LIE busca frenar la inversión privada en energías limpias. Un retroceso que nos costará cerca de 17 por ciento de aumento en tarifas de la CFE.

El término gobernanza va más allá de la gobernabilidad. No solo se refiere a la aceptación de un sistema político y sus autoridades. Implica una participación de las comunidades en el diseño de las políticas públicas para su beneficio. Se debe contar con la disposición de las autoridades de escuchar y de incorporar los elementos que pueden ayudar a mejorar las medidas en beneficio de todos.

Lo contrario es el centralismo, el autoritarismo, que considera que el gobierno tiene la verdad, sea o no correcto, en aras de un control político y económico, muchas veces fallidos. En México desgraciadamente hay oídos sordos a las organizaciones de la sociedad. Con ayudas sociales y obras monumentales y poco rentables, hoy surge de nuevo el afán monopólico de política y economía.

Los monopolios son siempre nefastos. Controlan el mercado, los precios y las tarifas. México desarrolló dos monopolios: el petróleo y la electricidad. En su momento eran muy rentables y aportaban buena parte de los ingresos federales. Los servicios, malos y caros. A la fecha una queja contra la CFE no procede casi nunca. Pagas o te quedas sin servicio.

Las tecnologías han evolucionado a gran velocidad. Se abrieron los mercados y surgió la globalización. El internet rompió barreras de tiempo y espacio. Los países se especializaron para competir a nivel mundial en sus áreas de oportunidad. Hoy México es un exportador de productos agropecuarios. Es líder en la venta de vehículos y empezó a mejorar la competitividad de su economía a través de infraestructura y mejores precios y servicios a los consumidores. El caso más exitoso fue en telecomunicaciones.

Avanzó el combate a la pobreza. No se rompió el paternalismo a través de la participación comunitaria, aunque en los lineamientos sea un requisito. Empiezan los rechazos a obras o servicios nuevos por parte de la población. A veces proyectos se cancelan, a veces se imponen. Depende de la capacidad de organización de la sociedad, de la agenda mediática y de gobierno.

Hoy hay proyectos que amenazan la economía y política. No se consideran las opiniones de expertos ni de sociedad civil. Ya pasó con las refinerías. El petróleo mexicano es muy pesado y para refinar debe mezclarse con otros más ligeros, lo que encarece el proceso y entorpece el abasto. De ahí la necesidad de importar, que aún prevalece y que impulsa nuevas inversiones públicas poco rentables que han afectado a Pemex y su calificación. Se regresó al subsidio de gasolina, para evitar inflación.

La iniciativa preferente, que ya implica un no acuerdo desde su presentación, busca frenar la inversión privada en energías limpias. Un retroceso que nos costará cerca de 17 por ciento de aumento en tarifas de la CFE, pone en riesgo el suministro, y viola contratos de inversores, conforme tratados internacionales. A ver que tan caro resulta el litigio por favorecer a la CFE como monopólica.

AMLO dice que no hay piso parejo porque las empresas privadas producen a menores costos energías limpias, le quitan mercado a la CFE y le venden caro. Lo cual es una falsedad. En México y en el mundo son más baratas las energías limpias, menos contaminantes y aumenta aceleradamente su producción. Aquí metemos reversa al desarrollo, a la competitividad porque empresas requieren de insumos baratos, buenos, confiables y de certeza jurídica. Los apagones afectan a familias, pero sobre todo a empresas, algunas, en forma definitiva, paran su producción. Y así se ve el panorama futuro.

El Congreso debe decidir, pero como es una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, Morena y sus aliados cuentan con los votos para aprobarla, aún cuando se vengan amparos y controversias internacionales. Si bien el PVEM ha expresado algunas críticas, su voto seguramente lo otorgará al bloque.

La otra iniciativa para regular las redes sociales y sus contenidos, resulta paradójica con el clima de libertades que impera hoy en el mundo entero. Las plataformas son solo vehículos de una nueva forma de participación social que debe ser escuchada, aún con sus excesos.

No importa que haya más pobres. No importa que aumente el costo de la energía eléctrica. No importa que seamos menos competitivos por prácticas monopólicas. No interesa la gobernanza, ni la gente, solo el control político y económico de la actual administración.

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