Rosario Guerra

OCDE

2020 será uno de los años más complicados de la historia. Tras el Covid-19 cambiará el mundo con el desafío económico, sanitario, de gobernabilidad.

La conferencia de Ángel Gurría en días pasados vía remota titulada 'Respuestas a la crisis del Covid-19. Recomendaciones para México' fue muy concurrida. Si bien no son reflexiones novedosas, son claras y apuntan hacia medidas racionales, que desgraciadamente no se están instrumentando para hacer frente a la crisis que ya se perfila en México y en el mundo.

El 2020 será uno de los años más desafiantes de la historia. En efecto, tras el CovidD-19 cambiará el mundo con el desafío económico, sanitario, de gobernabilidad. Ya desde 2019 había un panorama de incertidumbre, de desaceleración en las expectativas de crecimiento mundial, pero el Covid-19 súbitamente cambió todo, pandemia mundial con impacto brutal en la economía, se apagaron los motores. La contracción de 2020 será peor a la de 2009 por la afectación de cadenas de proveeduría, OCDE ha realizado un estudio de consulta pública para políticas públicas.

Gurría dice que hay que poner en el centro de los ejercicios de gobierno a la gente, la economía y el planeta. Reducir desigualdades. Enfrentar el cambio climático. Aseguró que es un falso dilema atender la salud o la economía. Utilizar todos los estímulos fiscales, la política monetaria y crediticia, la deuda adicional será un reto adicional, pero ayudará a la recuperación. En México, ya 2019 fue un año de contracción, de declive de la inversión y de incertidumbre por el TMEC. Pero se esperaba que 2020 fuese de recuperación y 2021 continuase ese camino, pero llegó el coronavirus que afectó al país y se habla de que México sufrirá una contracción mayor al de otras economías.

Ante este panorama recomendó: 1.- Proveer de apoyo a las familias y a las empresas, ofrecer estímulos a la actividad económica, aumentar la recaudación sin afectar actividad empresarial. 2.- Proveer liquidez a la economía para que el crédito continúe, bajar tasas por la reducción de la inflación ante la caída de la demanda. 3.- Aumentar el presupuesto en salud, fortalecer la infraestructura y la calidad. 4.- Enfrentar el cambio climático, la biodiversidad y la salud. La descarbonización es importante por el vínculo entre salud y medio ambiente, acelerar el paso en energías renovables. 5.- Fortalecer los sistemas de protección social y de bienestar entre la población más vulnerable, reducir la informalidad, impulsar un sistema educativo que dote de destrezas a los estudiantes frente al mercado laboral. 6.- Fortalecer apoyo a las Pymes, con horarios, facilidades fiscales, en el pago de la seguridad social, con apoyo a sectores afectados como turismo y aerolíneas. 7.- Ampliar el uso de tecnologías digitales, aumentar conectividad y seguridad. 8.- Apoyo a la ciencia, la tecnología y la innovación, ampliar la cooperación multilateral en innovación. 9.- Fortalecer respuestas de nuestro sistema educativo, de competencias, habilidades y destrezas. Capacitar a educadores y a menores. 10.- Fortalecer las capacidades del Estado, sus instrumentos de prevención, de digitalización, coordinación con niveles de gobierno, mejorar evaluación.

Entretanto, AMLO recorre el sureste para inaugurar el Tren Maya, ver si es inmune al Covid-19 con un séquito de sus colaboradores. Impulsar Dos Bocas mantiene prohibición de energías limpias, afecta ecosistemas en la selva maya; gasta en petróleo; en su refinación; busca el monopolio ineficiente de CFE; no hace caso del conocimiento científico o tecnológico; no hace pruebas para desconfinar ante Covid-19; no apoya diferimiento de pagos fiscales y cuotas de seguridad social; recomienda arroz, frijoles y un par de zapatos, suficientes para vivir; disminuye capacidades del Estado con recortes leoninos que afectan funcionamiento de instituciones.

El falso humanismo de AMLO queda a la vista, no es la gente, ni las familias, ni los trabajadores, el centro de sus políticas. Tampoco el cambio climático pese a firma de México a tratados internacionales. No es el respeto a la ley lo que guía acciones; no hay transparencia; sus prioridades no responden a las necesidades populares; no hay medidas anticíclicas para enfrentar la crisis. No sirve refinar petróleo, ni ampliar Santa Lucía, ni buscar revivir viejos monopolios estatales para remontar la crisis. Se requiere empleo, no cuentan como tales beneficiarios de programas sociales; se necesita inversión, que viene con la confianza, pero la destruyen al romper contratos y compromisos legales; en realidad si la caída del PIB es mayor a 7 por ciento, tampoco le importa, pues creará su base de datos para incorporar bienestar, con 12 millones más de pobres, quizá más felices.

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