Rosario Guerra

Mujeres

Rosario Guerra indica que AMLO no escucha a las mujeres, ya que el cierre de estancias infantiles, de refugios y de comedores afecta a mujeres y sus hijos en forma considerable y pone en riesgo sus formas de subsistencia digna.

Se celebra el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer y en el Congreso impulsan reformas al artículo 41 constitucional en materia de paridad para ampliarla a órganos públicos, incluyen a la SCJN, hay también consideraciones para personas indígenas, que son avances importantes. Sin embargo, no aplica para el INE, ni para TEPJF, ni incluye al Consejo de la Judicatura y lo más grave, deja fuera de la paridad a los Municipios, tema que hemos impulsado y donde se dan las mayores vejaciones contra las mujeres y sus derechos políticos. Es una larga lista de hechos los registrados contra Presidentas Municipales electas a las que se les impide acceder al cargo y sufren amenazas y desprestigio.

Como sea, es una buena noticia que AMLO busque ampliar la paridad, para celebrar el Día Internacional de la Mujer, pero en otros hechos registramos muy serios retrocesos. El cierre de estancias infantiles, de refugios y de comedores afecta a mujeres y sus hijos en forma considerable y ponen en riesgo sus formas de subsistencia digna. Hay un total desconocimiento de cómo operan y de la evaluación de CONEVAL sobre su aporte para romper círculos de pobreza. Regalar dinero no ayuda a que una política social logre rescatar a los grupos vulnerables para mejorar su condición.

AMLO ha expresado que las organizaciones de la sociedad civil se quedan con el dinero y no llega completo a los beneficiarios, por lo cual, él prefiere darles el dinero en forma directa, sin intermediarios. Está afirmación desconoce cómo funcionan los programas sociales con apoyo de las OSC. En primer lugar, el Estado no puede atender las necesidades de toda la población: No hay suficientes guarderías para apoyar a madres trabajadoras en el IMSS y el ISSSTE. Tampoco hay suficiente infraestructura y personal para atender a los niños, por lo cual se subroga el servicio. Pero cuando eres madre trabajadora de zonas marginadas que debes abandonar a tus hijos al cuidado de terceros, entonces estamos ante una grave omisión del Estado ya que no acompaña a la primera infancia para protegerla, como lo establecen los Tratados Internacionales que hemos firmado, y tampoco cumple con las mujeres.

Las estancias se idearon para solucionar el problema de niños abandonados, amarrados en sus casas, abusados por sus cuidadores, vecinos o parientes, para brindar un espacio seguro de convivencia, de socialización, de desarrollo de habilidades, de formación en esos decisivos años. Dar dinero a los padres para que decidan cómo cuidarlos, a efecto de no pagar estancias, maestras, cuidadoras, cocineras, etc., a las que se les llama intermediarias, cuando en realidad son prestadoras de un servicio, es no entender lo que una madre trabajadora y sus hijos requieren para superar círculos de pobreza. Les van a dar menos dinero a las familias que a las estancias, pero lo grave, no van a brindar a los niños los cuidados que requiere su desarrollo. Con el dinero que les darán no podrán ingresar a estancias privadas porque son más caras y no existen en zonas marginadas urbanas. Hay más mujeres trabajadoras en el EDOMEX que en Oaxaca, así que la evaluación sesgada de SEDESOL, a posteriori, es absurda. ¿De qué corrupción hablan? Una tragedia es lo que viven miles de mujeres ante la cerrazón, negarse a escuchar sus voces y el clamor por sus hijos. El dinero que niegan a las estancias sí se dará al béisbol. ¡Bola, cada golpe lo acerca al jonrón!

Los refugios son espacios que brindan a mujeres golpeadas, sin autoestima, maltratadas y amenazadas, junto con sus hijos, también agredidos, seguridad y protección, atención médica y psicológica y apoyo para empezar nueva vida, superando círculos de violencia. Han salvado muchas vidas, aunque aún mueren a diario 9 mujeres. Son víctimas que buscan red de apoyo. Las OSC han instalado estos refugios que complementan los estatales, que son insuficientes, para atender a las mujeres. Los especialistas y las cuidadoras no son burócratas, son voluntarios, cobran por sus servicios, pero no gozan de un estatus laboral. De nuevo, no son intermediarios, son prestadores de un servicio que el Estado no puede atender, ni cubrir, ni resolver. SEGOB e INMUJERES dicen que los refugios deben estar bajo la rectoría del Estado. De hecho lo están, se les evalúa y supervisa. Si no están bien, que corrijan, pero por favor, Olga y Nadine, no abandonen a las víctimas y cierren los refugios.

Y al parecer la política neoliberal de AMLO, esa que practica en apego a los teóricos de esa corriente, repartir dinero es mejor que crear burocracia. Sin embargo, la fórmula actual es que las OSC operan a costos muy bajos, servicios que el Estado no puede otorgar. Ahora va también contra los comedores comunitarios y la detección oportuna de SIDA. Tampoco se darán apoyo a estos programas, el primero permitía a las comunidades que las mujeres compraran en volumen a precios más bajos los alimentos, con dietas balanceadas, para dar de comer a comunidades, niños, ancianos y trabajadores que no tienen recursos ni tiempo para preparar alimentos saludables. El impacto es importante. Pero ahora resulta que las mujeres cocineras son intermediarias y cuestan, por tanto se anula el programa.

Eran tan solo 100 millones de pesos los que se daban a OSC para detección oportuna de SIDA, voluntarios acudían a zonas de alto riesgo a las que los burócratas no acceden, para detectar contagios de VIH y otras enfermedades como hepatitis por el uso de jeringas para drogarse. Es población marginada y vulnerable. Su atención es difícil por la precariedad de sus vidas. Pero como hay intermediación de esos voluntarios que reciben recursos, y no llegan a los beneficiarios, pues a lo mejor se los dan para que sigan consumiendo drogas y se eleven los contagios. Al fin los muertos no votan.

No hay pues mucho que celebrar en el Día Internacional de la Mujer, aún si se amplían derechos políticos. Porque el rostro de la pobreza y la marginación es femenino, porque la violencia contra las mujeres es cotidiana, porque los niños merecen atención y cuidados aunque sus madres salgan a trabajos modestos como servicio doméstico, dependientas, vendedoras. No hay mucho que celebrar porque AMLO no escucha a las mujeres. Porque su concepción de intermediarios choca con las teorías sociológicas que señalan el grado de desarrollo de una sociedad no se refiere solo a su PIB, sino a la organización de la ciudadanía para participar y resolver problemas sociales que el estado no puede atender. Los prejuicios no se pueden vencer sin información, sin diálogo y sin apertura. Es una triste celebración la de este 8 de marzo.

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