Rosario Guerra

¿Será posible?

La entrevista de Monreal abre una ventana sobre un posible giro en la estrategia de polarización de AMLO que añade costos sociales y económicos a la actual crisis.

La entrevista de Carlos Loret de Mola a Ricardo Monreal en su programa Latinus resultó interesante. Monreal, quien ha tenido diferencias con AMLO, hoy trabaja por lograr decisiones de consenso en el Senado. Su capacidad negociadora ha sido reconocida por diferentes grupos, desde legisladores, organizaciones de la sociedad civil y empresarios. Cierto que no contar con mayoría calificada implica mayor capacidad de acuerdos. Pero no se agota en temas constitucionales, se amplía a legislación secundaria.

En dicha entrevista Monreal señaló que lamenta que AMLO no esté en la boleta en 2021, pese a la caída de su popularidad. Sin embargo, señaló, mantendrán mayoría en la Cámara y quizá ganarán 12 de 15 gubernaturas. Lamentó los pleitos internos de Morena que afectan más que críticas externas. Explicó que AMLO aún mantiene una gran popularidad, a pesar de críticas y errores.

Interesante resultó su reflexión sobre la separación Estado-mercado, de la separación entre el poder político y el económico, que está generando una confrontación, la cual no agrada. Tras la pandemia, aseguró, habrá un reencuentro con los empresarios, no con beneficios de un trato personal o amistoso, pero debe darse un nuevo entendimiento basado en acuerdos, esto requiere del esfuerzo de todos. Aseguró que la tarea de AMLO se enfocará a promover inversión y recuperar la relación con empresarios e inversionistas. Que no existe otro camino para la recuperación económica y que se requiere de reconciliar. Asegura que la polarización no puede ser permanente. Sin embargo, aseguró que AMLO está inmerso en una política social que le dará el reconocimiento de una amplia base.

De las mañaneras sostiene que no es propaganda sino una defensa de un nuevo estilo de gobernar. Pero insistió en que habrá una reconciliación con cuatro sectores, el económico, los medios de comunicación, las iglesias, y grupos sociales y políticos. Estas declaraciones se complementan con la apertura del Senado para legislar tomando la opinión de grupos interesados.

Así fue con el tema de paridad constitucional, con la Guardia Nacional, pese al decreto presidencial posterior, con la negociación de periodos extraordinarios, con el paquete del TMEC sobre normalización y estandarización, que cuestionaron las cámaras empresariales por una serie de fallas que abrían unilateralmente y sin reciprocidad esta actividad a países no socios de México, así como a empresas extranjeras, tema aún no resuelto totalmente.

La entrevista de Monreal abre una ventana sobre un posible giro en la estrategia de polarización de AMLO que añade costos sociales y económicos a la actual crisis. Hay otros actores como Marcelo Ebrard que también aportan a negociaciones y acuerdos, ambos tienen libertad para actuar sobre ciertas bases y han sido exitosos. Ebrard ha mantenido la operación política con éxito. La cada vez más complicada gobernanza aunada a la crisis económica requiere del optimismo de Monreal, es indispensable lograr acuerdos nacionales con todos los actores, donde todos cumplan su parte y se aporte a la recuperación, para no prolongar la agonía del país.

La confianza se construye poco a poco, con hechos, con inclusión, con la comprensión del papel y las posibilidades de cada actor de aportar, no de acatar. Es un proceso basado en la buena fe, en la comunicación asertiva y permanente, de cumplimiento de compromisos y del valor de la palabra. Por eso será difícil para AMLO reconstruir la confianza entre los mexicanos, sus propias contradicciones, la última sobre liberar a Ovidio Guzmán, o sus ataques a Iberdrola que provocaron la suspensión de una central eléctrica de mil 200 millones, con cerca de mil empleos, o la cancelación del NAIM sin demostrar corrupción o daño al erario, o la cancelación de la planta de Constellation Brands por falsas protestas, o la suspensión del tren metropolitano Lerdo-Torreón a mano alzada, o el rechazo a energías limpias para favorecer a CFE, o las inversiones inviables en refinación, son sólo algunos yerros que han agravado la crisis económica y degradado el índice de inversión extranjera directa.

En resumen, se requiere un viraje para restablecer inversión y empleo, una caída del PIB tan pronunciada dejará mucho desempleo y pobreza. Apenas estamos a tiempo. Destruir adquiere un ritmo veloz, construir requiere de gran esfuerzo y más tiempo. Y he ahí el problema: el peor enemigo de AMLO es el propio AMLO, ¿podrá vencerlo?

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