Rosario Guerra

¿Y la paridad?

Tras las reformas constitucionales en materia de paridad que por consenso se lograron en el Congreso de la Unión, muchas organizaciones feministas preguntan cuál será el siguiente paso para hacerla una realidad.

Tras las reformas constitucionales en materia de paridad que por consenso se lograron en el Congreso de la Unión, muchas organizaciones feministas preguntan cuál será el siguiente paso para hacerla una realidad. Hay que recordar que la igualdad es un valor democrático, que sin embargo se ha negado a distintos grupos, como los afroamericanos, que defendieron sus derechos civiles, como los grupos LGTTI que aún luchan por sus derechos, por los discapacitados que aún no logran una plena integración a la sociedad.

Las mujeres no somos un grupo minoritario, pero por siglos fuimos marginadas, no teníamos personalidad jurídica, no ejercíamos la patria potestad, solo accedíamos a educación básica. Poco a poco el mundo cambió. Con la Ilustración y el liberalismo se avanzó en los derechos del hombre y el ciudadano, pero las mujeres quedaron excluidas. Así se inició la lucha. Después se incorporaron al mercado laboral, con menor salario, con carga doméstica y muchas veces bajo hostigamiento sexual, pero abrieron brecha a sus hijas.

Pasamos de defender derechos básicos, a exigir el voto, las sufragistas lucharon por la participación política, no por un afán protagónico, sino como un movimiento que buscaba cambiar el orden de cosas para mejorar la vida de sumisión y explotación de muchas mujeres. Retomamos experiencias de otros movimientos, entre ellos, las cuotas. Fue una primera herramienta para garantizar la participación política de las mujeres. Se trataba de medidas temporales para equiparar igualdad.

México introdujo las cuotas o acciones afirmativas en 1993 con un porcentaje 70/30 en listas plurinominales. Las mujeres fueron dejadas en los últimos lugares de las listas. En 2002 se estableció que las listas debían intercalar una mujer en cada tercer lugar, para evitar se eludiese su participación. Después se amplió la cuota en 2008 a 60/40 incluidas las diputaciones de mayoría, y en las pluriominales se estableció dos mujeres por cada segmento de cinco. Sin embargo, los partidos eludieron el cumplimiento mediante postulación de candidatas con suplentes varones, que eran quienes ocupaban el cargo tras la renuncia de las mujeres.

Esto llevó a un grupo de mujeres, hoy Mujeres en Plural, a demandar ante el INE esta práctica que simulaba cumplir la ley. El fallo del 30 de noviembre de 2011 y el del TEPJF 12624, otorgó la razón a las mujeres y se estableció que cada candidata mujer debía contar con una suplente del mismo género, y se dictaron otras medidas para evitar incumplimientos. Fue con Enrique Peña Nieto que se cambian las cuotas por el concepto de paridad en la Constitución. Ya no se trataba de cuotas temporales, ahora era un principio constitucional basado en el concepto de ciudadanía en el cual hombre y mujeres debían participar en igualdad de condiciones.

Hubo resistencias, en 2015, pero el INE negó registro si no se cumplía con la paridad. Así llegamos a integrar un Congreso con la mayor participación de mujeres. A la vez, esto permitió que las legisladoras lograsen ampliar el concepto de paridad en la Constitución en 2019, en los Tres Poderes, en órganos autónomos, en los tres niveles de gobierno y en los partidos políticos.

Estamos ante un hecho histórico. Las reformas constitucionales deben reflejarse en modificaciones a leyes secundarias, tanto leyes orgánicas, como federales, generales, especiales, electorales, para hacer realidad el acceso de más mujeres en cargos de decisión, lo que introducirá nuevas visiones ante viejos problemas e impulsará una sociedad más igualitaria que aproveche el potencial de toda su población sin discriminación por motivos de sexo.

Es un gran avance que cambiará a la sociedad, las leyes secundarias deben modificarse en distintos aspectos, como órganos de gobierno con paridad, consejos técnicos con participación de mujeres, elaboración de políticas de recursos humanos con contenidos de género, igualdad en oportunidades de empleo y de promociones, destierro del hostigamiento sexual, impulso de los derechos de las mujeres indígenas hacia la paridad, entre otros contenidos que harán México cuente con una legislación de las más avanzadas del mundo.

En breve el Congreso habrá de concluir este titánico esfuerzo y a partir de las próximas elecciones veremos Gabinetes Paritarios, candidaturas paritarias, avances en políticas de género que destierren discriminación e impulsen igualdad. Veremos una nueva sociedad con este marco jurídico, aún no valorado entre los temas de crecimiento económico e inseguridad, pero esta es una buena y trascendente noticia.

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