La Feria

Lorenzo en Europa: no se ayuda, ni ayuda al INE

Pensar que es buena idea viajar justo ahora y además no anunciarlo es un error para alguien que debería entender que sus decisiones no las debe pagar el INE.

Este lunes, a las 10:45 pm en el vuelo de Aeroméxico con rumbo a París, viajó el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova. Hizo escala en la Ciudad Luz para luego dirigirse a Estocolmo, Suecia, en viaje que él no pagaba, ni el INE, pero que qué necesidad de hacerlo cuando acremente se discute la supervivencia de ese organismo.

La llegada de Andrés Manuel López Obrador al poder en 2018 tuvo varios significados. Uno de ellos apelaba al uso racional, proporcionado y eficiente del presupuesto. Que la burocracia no viva ensimismada, en palabras del Presidente. Nadie puede decir que le falta razón a Palacio Nacional cuando reclama excesos de quienes ocupaban espacios de poder o decisión. Generaliza, es cierto, y su gobierno –también es verdad– incurre en otro tipo de desperdicio del erario, pero el mensaje era inapelable: que se acabe el despilfarro.

AMLO decretó una austeridad mal enfocada y mal instrumentada. Que se gaste menos en muchas oficinas gubernamentales no necesariamente significa que los pobres tendrán más bienestar, ni mejor atención en salud, educación u oportunidades de trabajo.

Sin embargo, el que la Presidencia de la República no ejecute bien la austeridad, o destine recursos en demasía a megaobras de cuestionable viabilidad, no hace menos válida la exigencia de las urnas que clamaba por una moderación en el gasto de la burocracia. Y esa demanda incluía a los órganos autónomos, como el INE.

El domingo, decenas de miles de ciudadanos marcharon a favor del INE. Este organismo logró concitar el apoyo necesario para movilizar a gente que no suele ocupar la calle para reclamar su derecho o hacer saber así su opinión. No es necesario abundar en la excepcional manifestación del 13N. Ahora la pregunta de muchos es qué sigue.

Uno esperaría que a estas alturas el consejero presidente Lorenzo Córdova hubiera entendido que lo que sigue para él es cuidar al INE en los meses que le restan ahí. Entregar con el menor costo posible su oficina para quien le suceda en abril. Su decisión de viajar a Europa justo ahora obliga a cuestionarse si dimensiona lo delicado del momento.

Lorenzo viajó a Estocolmo no a recibir el Nobel ni a nada parecido. Fue a una reunión de trabajo, dicen, y fue en nombre del INE que tanto enorgullece a las y los mexicanos y que tanto irrita a López Obrador y no pocos de sus seguidores.

Ese es el primer error de cálculo de Lorenzo. Si a AMLO se le reclama su parcialidad, que sólo habla por aquellos que piensan como él, a Córdova ha de señalársele que no entendió que justo su comportamiento debe ser sobrio para no injuriar a quienes lo ven como ejemplo de los excesos y la petulancia del viejo régimen.

No vivimos un tiempo normal. Si así lo fuera, el viaje de Lorenzo apenas si saldría en páginas interiores. Al darse la noticia de su ausencia ésta se verá como una burla, como un grosero desdén: ya vi el apoyo multitudinario y en vez de estar atento a ver qué podemos mejorar o cambiar para que las y los más posibles aprecien al INE, pérenme tantito que me voy a Europa (justo de lo que me acusaron el fin de semana y que salí a negar en un video).

Decidir el viaje, pensar que es buena idea justo ahora y además no anunciarlo. Errores básicos para alguien que debería entender de sobra que su presencia polariza, y que sus decisiones no las debe pagar el INE. Ay, Lorenzo.

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