En su carta de renuncia a la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Martha Delgado se atribuye el éxito de la llegada de Tesla a México. En Nuevo León, donde estuve la semana pasada, cuentan otra historia; pero lo que hoy debería preocupar es que la salida de la funcionaria sí impacte la instalación de esa compañía.
Tesla armó una planta en nueve meses y medio en Shanghái. Dado que la empresa de Elon Musk quiere romper ese récord, el gobernador de Nuevo León declaró que la fábrica en Santa Catarina estará lista en cosa de nueve meses.
Tal proeza requeriría, ni más ni menos, del concurso de diligentes autoridades del Estado, pero también de la Federación. Y ahí es donde en Monterrey podrían echar de menos a Martha Delgado.
El gobierno de Samuel García se puede apuntar el mérito de que cuando fueron a tocar puertas a Texas para ofrecer a diferentes empresas instalarse en su suelo para evitar retos de proveeduría, se toparon con que Tesla no sólo les dijo que estaba interesado en tener ahí a proveedores, sino toda una planta. Los convencieron y vendrán.
Claro, como todo mundo vio, Andrés Manuel López Obrador intentó que la planta revisara su decisión para ver si se iba a otra parte del país. Fiel a su estilo AMLO sólo metió ruido, y al final las cosas quedaron como decidieron el gobernador de Nuevo León y el dueño de Tesla.
Sin embargo, en Monterrey sí reconocen que Delgado y su jefe, Marcelo Ebrard, fueron facilitadores a la hora de planchar las cosas. Mas no sé si al nivel de lo que dice ella en su carta.
Porque en el punto dos de su despedida, así se congratula Delgado de su paso por la Secretaría de Relaciones Exteriores: “Creamos la Dirección General de Impulso Económico Global que funda una nueva etapa de la diplomacia económica: elaboramos el Atlas Prospectivo Territorial Industrial para planificar la política de promoción económica del país en el exterior; establecimos el Grupo de Trabajo de Electrificación del Transporte para generar una hoja de ruta que dé paso al tránsito de la industria automotriz hacia la electromovilidad, y logramos atraer, en poco más de un año de operaciones y a pesar de los efectos de la pandemia, casi 9 mil millones de dólares de inversión extranjera a nuestro país, incluida la expansión de la planta de BMW en San Luis Potosí y la inversión de Tesla para instalar su fábrica de autos eléctricos en Nuevo León”.
Estaría muy bueno saber qué piensan las exsecretarias Graciela Márquez y Tatiana Clouthier, y la propia titular actual de Economía, Raquel Buenrostro, de eso de que “se fundó” una nueva era de diplomacia económica y de que la SRE se atribuya la llegada de inversiones así como un supuesto cambio a la electromovilidad, pero esa es otra historia.
Eso sin olvidar que Delgado tuvo episodios polémicos, como cuando abrazó a empresarios ultraconservadores de Estados Unidos (https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/salvador-camarena/2021/09/22/ebrard-el-abrazatrumpistas/); pero en su carta de despedida no se refirió a tan dilectas personas.
La lectura política de la renuncia de la subsecretaria, que pondera el alto significado que tiene para las ambiciones sucesorias de Ebrard, deja de lado que mientras tan importantes colaboradores del presidente López Obrador futurean, inversiones que urgen al país, como la de Tesla, quedaron sin una aliada.
¿Dónde preferirían a Delgado, liberando trámites burocráticos federales hoy hoy hoy, o buscando apoyos para el incierto derrotero de la candidatura de Marcelo?
Por cierto, de los nueve meses del plazo récord ya pasaron dos. Completitos.