La Feria

¡Gol de Marcelo!

Si se ve forzada a renunciar la semana entrante, Claudia Sheinbaum quedará con una agenda trunca; puede alegar que ella está en un año de cosechar parte de lo trabajado.

Contra lo que deseaba la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, que los suspirantes de Morena no renunciaran a sus puestos antes de la encuesta, Marcelo Ebrard ha adelantado en el marcador: ayer renunció –con fecha del 12– al gobierno.

Ebrard tuvo este avance parcial, pero significativo, en un momento crítico: basta ojear las redes sociales para atestiguar la operación “cargada” en contra del exjefe de Gobierno, en un intento de ultras morenistas por descalificar al canciller, que busca influir en el método de selección de candidato.

Con su temprana renuncia fuerza a las corcholatas a tomar decisiones. Y a partir de ahí podríamos tener un decantamiento: ¿de verdad nos vamos a quedar simultáneamente sin canciller, jefa de Gobierno y secretario de Gobernación?

Esa obligada depuración de aspirantes podría ayudar, de saque, a que el senador Ricardo Monreal asuma su condición de actor de reparto en el llamado grupo de corcholatas.

Dado que el zacatecano es sólo dueño –parafraseándolo– de la “nada” de un puesto formal mas no real en el Senado, no va a renunciar a lo que le queda para someterse a una encuesta donde no pinta. Veremos.

Luego sobreviene la duda en torno a qué hará Adán Augusto López. El titular de Segob puntea lejos de las dos corcholatas más competitivas. O eso creemos, porque al no saber exactamente cómo será la o las encuestas, en una de esas el paisano del Presidente se siente (o se sabe) con posibilidades.

De inscribirse López Hernández en el proceso, entonces una de dos: o dejan en Segob a un encargado de despacho –cosas más raras hemos visto en este gobierno– o el Presidente no encarga a nadie eso o (lo más improbable, me parece) improvisa un tercer secretario de Gobernación en el sexenio.

En todo caso estas interrogantes (y qué tan en serio encarten en el proceso a Manuel Velasco y a Gerardo Fernández Noroña) comenzarán a despejarse el domingo, cuando en su consejo nacional convocado para ese día Morena formalice el método que quiere AMLO para su sucesión.

Si el Presidente ha cedido a la machacona petición de su colaborador de tantos años de que el piso parejo en la competencia supone obligadamente la renuncia de todos los suspirantes a sus puestos, entonces Ebrard tendría oportunidad de evidenciar a Sheinbaum como una indebida favorita.

El todavía secretario de Relaciones Exteriores ha venido compitiendo en condiciones inequitativas en el proceso sucesorio.

Su cartera oficial le permitía en efecto lucirse en momentos específicos (crisis en la relación bilateral con Estados Unidos, que incluye no sólo lo eminentemente diplomático, sino también asuntos económicos, por ejemplo), pero de ninguna manera tiene el margen para lucirse que sí goza Claudia.

El margen y el presupuesto de comunicación social, por supuesto.

La jefa de Gobierno puede alegar, con justa razón, que ella se ganó el puesto que tiene, que está en un año de cosechar parte de lo trabajado en años anteriores, y que actos como inauguraciones u anuncios de obras por terminar no sólo son genuinos, sino lógicos a estas alturas del sexenio.

Pero si se ve forzada a renunciar la semana entrante, Sheinbaum quedará con una agenda mocha, trunca y con un riesgo, que es lo que Marcelo quiere convertir en oportunidad: si ella es invitada por una gobernadora o por un mandatario a una visita, él tendría que recibir exactamente lo mismo.

Ése es el piso parejo que demanda Marcelo con su renuncia. Que ella no pueda gozar de eventos con cachucha de gobernante. Que sea sólo corcholata. Y que los midan como tales. ¡Gol de Marcelo!

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