La Feria

Acapulco: la mañanera de José Andrés

Algunos recordarán que en medio de la peor desgracia moderna del puerto de Acapulco, estuvo un chef medio español medio gringo, pero no el presidente de México.

El primer mensaje en Twitter del chef José Andrés, cabeza de World Central Kitchen, sobre la actual tragedia de Acapulco es del 27 de octubre al mediodía.

“@WCKitchen está en camino para apoyar por #HuracánOtis! Llevamos helicópteros con sandwiches y agua. Prácticamente la tormenta acaba de pasar, por lo que no es posible aterrizar en Acapulco, pero haremos todo lo que podamos… volar… manejar… para ayudar a las comunidades inmediatamente”, escribió @chefjoseandres antes de la una de la tarde de ese viernes, o sea menos de 72 horas después del impacto del huracán categoría 5 en el puerto guerrerense.

Este lunes, a punto de cumplirse tres semanas del desastre de Otis, publicó otro tuit desde Guerrero: “En Apalani, en las montañas… al sur de Acapulco… cerca pero lejos! Miles de personas esperando por comida! El huracán destruyó cosechas y peor, no tienen trabajo en Acapulco o lugares en donde vender sus mercancías…”.

En un video de ese tuit el chef explica que si bien no hubo afectaciones directas a la población por el huracán, la parálisis del puerto les desquicia importantemente. Es un daño colateral porque hoy no pueden acceder a comida o hacerse de recursos por la crisis del puerto. Su vida se interrumpió.

@WCKitchen, prometió el líder de esta organización surgida en 2010 tras el terremoto en Haití, llevará miles de paquetes de comida para que las familias de esa población tengan alimento para al menos tres o cuatro días. Y llegaron ahí por la alerta de una familiar de uno de sus voluntarios.

Entre esos dos tuits del asturiano José Andrés Puerta media una veintena de días, y decenas de mensajes en la red social X, en los que el famoso chef ha ido y venido a Acapulco igual que lo hizo antes en situaciones extremas, como un huracán en Puerto Rico o la guerra en Ucrania. Su ONG lleva comida, y alivio, a zonas en emergencia.

Acapulco ha ido saliendo de las primeras planas y de los espacios estelares de los medios de comunicación. En este país hasta las tragedias se vuelven costumbre, o silencio, como ustedes gusten.

Igual esta semana es la última de José Andrés en Acapulco, igual y otra desgracia demanda sus esfuerzos. Algún día, supongo, en ese otro Acapulco que renacerá algunos recordarán que en medio de la peor desgracia moderna del puerto estuvo un chef medio español medio gringo, pero no el presidente de México. Ni siquiera, decididamente, alguien de su gabinete.

Andrés Manuel López Obrador dijo ayer que no va al puerto para proteger a la investidura presidencial de alguna mentada de madre a cargo de provocadores auspiciados por sus adversarios. La excusa (es un decir) del jefe del Estado mexicano se evidencia sola. No hace falta calificativo alguno.

El gobierno dará despensas, enseres y mucha, pero mucha saliva a Acapulco. Es la sociedad la que sacará adelante al puerto. El ninguneo de esta administración hacia el desamparo de los acapulqueños constituirá una de las muestras más claras de la carencia de empatía de AMLO con víctimas de todo tipo.

Al día siguiente del viernes 27, cuando el ciudadano José Andrés Puerta ya prometía sándwiches y agua, el presidente de México, y el jefe del Ejército mexicano, dieron un reporte también vía redes sociales sobre la actuación gubernamental.

El general secretario presumió que se habían repartido 16 mil litros de agua. Ajá, menos de la mitad de lo que cabe en un doble remolque para una población de más de 800 mil personas. ¡Wow! Sí, mejor que no se pare por allá AMLO.

COLUMNAS ANTERIORES

Estadísticas sí, víctimas no
La toma del Infonavit: el estilo Claudia

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.