Toda vez que en la Suprema Corte de Justicia de la Nación no se reunieron los votos para declarar inválida la reforma judicial, toca explorar escenarios de la elección de juezas, jueces, magistrad@s y ministr@s.
Porque previo a que la Suprema Corte diera luz verde a la reforma, ya habían iniciado los tumbos de lo que será un reto logístico descomunal.
Desde antes de esta semana la presidenta Claudia Sheinbaum había manifestado su desacuerdo con multimillonarias cifras que se comenzaron a mencionar en torno al costo de la elección a llevarse a cabo el primer domingo de junio.
Y a pesar de lo que dijo la Presidenta, el Instituto Nacional Electoral fijó en más de 13 mil millones de pesos el presupuesto que requerirá la organización del primer ciclo de elecciones de impartidores de justicia. Tras saberse la cifra, Claudia volvió a decir, este lunes, “no”.
El diferendo dice bastante del nuevo gobierno. Para empezar, la Presidenta parece tener, no sabemos surgido de dónde, un cálculo sobre lo que debería costar, óptimamente, la elección de la mitad del Poder Judicial. Al menos en público, no ha detallado ese presupuesto.
De alguna forma ya habíamos vivido cosas similares. Por ejemplo, en el caso de la refinería Dos Bocas. En esa obra desde siempre se pusieron los bueyes detrás de la carreta. Es decir, el gobierno decretó el monto que estaba dispuesto a pagar y luego buscó proveedores.
Todo mundo sabe el resultado. Esa refinería, que aún no refina a pesar de que ya fue inaugurada, costó más del doble de lo prometido y lejos de hacer un mea culpa, o correr a quienes prometieron falsos costos y tiempos, Morena festeja su exitoso modus operandi.
Los 13 mil millones de pesos sí son un escándalo. Evidencian, una vez más, el delirio en que el Congreso y la Presidenta nos metieron. Sheinbaum tiene razón en que es un monto inaceptable, pero ¿de verdad el INE se puso en modo abusivo, despilfarrador o desafiante?
Es muy probable que, así sea el INE de Taddei (nunca mejor dicho por las megafacultades que está recibiendo), los que saben organizar las elecciones sean los que tienen la razón sobre el monto que implicará la elección, y que Palacio esté lejos de la realidad en su reclamo de austeridad.
Por desgracia, hablando de lo que este caso nos dice de la forma de operar de Morena, es muy probable que lo que veamos en los siguientes días sea algo así como el peor de los mundos: un gobierno que tiene credenciales técnicas pero que opera con lentes ideológicos.
Siempre se puede ahorrar, sin duda, y es una obligación, de cara a un año que luce muy difícil en lo económico, hacer todo lo posible para que el uso de los recursos públicos sea en extremo eficiente. Eso no significa que por decreto se puedan abaratar procesos o costos.
El peor de los escenarios es este: dado que en los próximos días conoceremos el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2025, ahí sabríamos el unilateral tijeretazo que dirá al INE: te toca tanto para ti, y tanto (mucho menos de 13 mil millones) para la elección judicial.
Si esto se confirma, las consecuencias ya están cantadas. Tendremos una elección de juezas, jueces, magistradas, magistrados y ministras y ministros con carpitas tipo las que hubo para la ‘consulta’ de cancelación del aeropuerto de Texcoco. Literal.
Dirán que lo que importa es que la gente vote y que el PJ se renueve por voto popular. Y hasta presumirán ahorros.