La Feria

AMLO: los retos del 'otro guion'

Que se esté investigando a Rosario Robles por la 'estafa maestra', a Juan Collado por diversas denuncias y a Emilio Lozoya por el caso Odebrecht sí es un quiebre en la impunidad.

El lunes 31 de agosto fue detenido Gerardo Sosa Castelán, personaje hidalguense que desde hace décadas es visto como un ejemplo de cacicazgo. Falta desahogar el juicio con respeto a los derechos de tal persona, mas la noticia representa un éxito para el gobierno del presidente López Obrador.

Esa detención nos recuerda que en este sexenio de incesante ruido mediático y polémica permanente hay, quizá, otro guion, uno que sí está cumpliendo con la exigencia de justicia. Sin embargo, antes de celebrar tales logros falta saber si esta ruta será imparcial, exhaustiva y, sobre todo, ajena de motivaciones como la mera revancha, o la búsqueda por capturar para los leales espacios que fueron abusados por los eliminados.

Para no pocos, la caída de Sosa Castelán representa una reivindicación de Miguel Ángel Granados Chapa, un periodista que en su momento fue acosado por su poderoso paisano. El columnista padeció las consecuencias de estar del lado de quienes denunciaron como mafiosa la manera de operar del grupo de Sosa Castelán en la Universidad Autónoma de Hidalgo, de ahí el apodo grupal 'La Sosa Nostra'.

Independientemente de lo que siga en el caso Sosa Castelán, el hidalguense es uno más de la lista de personajes del prianismo que en estos dos años se ha topado, finalmente, con la justicia. Eso sí es un cambio, y uno nada menor.

Que se esté investigando a Rosario Robles por la 'estafa maestra', a Juan Collado por diversas denuncias, y a Emilio Lozoya por el caso Odebrecht es un paso que sí representa todo un quiebre en la impunidad que caracterizaba a los cambios sexenales, cuando a lo más que se llegaba era a conseguirse un chivo expiatorio.

En casi la misma línea de cosas agradecibles podría incluirse la defenestración de Carlos Romero Deschamps como líder petrolero.

Pero es precisamente el caso de Romero Deschamps el que obliga a ir con tiento antes de ceder a la idea de que ha llegado el cambio que los mexicanos demandaban a gritos.

Porque Romero Deschamps perdió la secretaría general del sindicato petrolero sin que a la fecha sepamos de procedimientos que revisen sus décadas de poder incontestado dentro de ese gremio.

Entonces, ¿con la salida de Romero Deschamps ahí muere? ¿No se investigarán los abusos que vimos exhibidos en las redes sociales y que fueron denunciados por años?

Es decir, cada una de las 'renuncias por causa de salud', así como los procesos judiciales por escándalos del pasado, tendrían que probarse, cada uno de ellos, en su exhaustividad.

E incluso en los casos que sí están en tribunales, como el de Rosario Robles, se advierte un patrón dispar: contra ella todo –cárcel sin derecho a libertad y frío glacial–, mientras que en los procesos contra el equipo de Robles, que tuvo que haber ejecutado la 'estafa maestra' –leáse Emilio Zebadúa, por ejemplo– se dan dilaciones en cada uno de los recursos y pareciera que ni a fiscales ni a jueces corre prisa alguna.

Otro patrón dispar: con Emilio Lozoya hay alfombra roja, mientras que con el abogado Juan Collado pareciera que la consigna es que no salga de la prisión bajo ninguna circunstancia.

Estamos, pues, ante una realidad poco clara. Procesos legales contra 'peces gordos' que la normalidad era que no ocurrieran, pero disparidad en la forma en que se trata cada caso e incluso dudas sobre lo que motiva esta cruzada justiciera.

Si Tomás Zerón es un torturador –y los videos filtrados apuntan en ese sentido– qué buena cosa será que se le capture y juzgue, pero ello no podrá ser presentado como justicia en el caso Ayotzinapa. Faltan muchas piezas de esa pesadilla y el procesamiento del expolicía no debe ser utilizada como la jugada maestra del caso.

Y lo mismo aplica al show de la supuesta consulta para llevar a juicio a los expresidentes. Prometedores adelantos en justicia al emprender casos de alto perfil se ven opacados por la propaganda que no tiene apego alguno al debido proceso; esto para empezar, porque la mayor autoridad del país no sólo no se despega del asunto para que sea de fiscales y jueces, sino que se convierte en incendiario promotor de un linchamiento mediático.

De forma que buenas noticias como el enjuiciamiento de Sosa Castelán abren la esperanza de que algo en la justicia sí está cambiando en este sexenio.

Ojalá que en cada uno de esos juicios se respeten los derechos de todas esas personas y no se abuse de los aparatos fiscalizadores del sistema. Y ojalá, sobre todo, que no sean sólo motivados por venganzas (Rosario Robles) o para negociar recambios a modo en posiciones poder gremiales, universitarias, etcétera.

La Feria se toma unos días de descanso. Nos reencontramos el jueves 17 de septiembre. Gracias.

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