Quizá Felipe Calderón no repara en el hecho de que México no está en campaña. El 23 de agosto, luego de haber sido mencionado en la mañanera de ese día, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa tuiteó en defensa propia. El fraseo de ese tuit, ya citado aquí hace unos días, merece otro comentario.
"Hoy se cometen más de 100 homicidios al día, casi el doble que al final de mi gobierno, el cual comenzó a limpiar la casa plagada de animales venenosos. Hoy se les deja crecer porque no distinguen alacranes de abejas. A mí no me queda el saco, a otros el cargo les queda grande", publicó en Twitter Calderón hace una semana. El exmandatario incluso decidió que ese tuit aparezca junto a su biografía, como mensaje fijo en esa red social.
Si con sus críticas al panista el presidente López Obrador ha provocado el ruidoso retorno de Calderón al debate público, ¿no podría éste al menos mostrar que entendió que parte de lo que no funcionó de su sexenio fue el lenguaje violatorio de la dignidad humana? ¿Comprender que nunca fue buena idea el dividir a la población en categorías donde se reduce la complejidad del fenómeno de la violencia a mexicanos que son plaga o alimañas versus animales buenos o de imagen beatífica como las abejas (obreras)?
Tal lenguaje incentiva y exacerba el encono y la revancha, no siembra incentivos para la justicia y reduce el margen para respetar el debido proceso. Menos apuntala la importancia, sin importar circunstancia, respetar los derechos humanos de todos.
Plaga, alacranes, animales venenosos son términos propios de alguien que quiere aniquilar al otro, no procesarlo, castigarlo y reinsertarlo en sociedad. Es un lenguaje ideal para una derecha extrema.
Calderón haciendo un Calderón en este su retorno a la vida pública. O dicho de otra manera, el exmandatario quiere apelar, convocar a los más enervados, a los que buscan soluciones de mano dura, a los que no ven con suspicacia sino con satisfacción la desigual cifra de bajas cada vez que Fuerzas Armadas federales enfrentan a presuntos delincuentes.
Días después de ese mensaje, Calderón sostuvo algunas entrevistas. En charla con el periodista Javier Risco, el miércoles, el michoacano volvió a desplegar un repertorio de descalificaciones.
"El dinero que se emplea para los 'ninis' y en el programa 'Jóvenes Construyendo el Futuro' debería usarse para construir policías y fiscales confiables y eficaces, indicó el expresidente Felipe Calderón", dice la nota de El Financiero sobre esa charla. Entre las frases textuales de Calderón la nota consigna estas: "Métanle a seguridad lo que se merece. Los 150 mil millones de pesos que están tirando en los 'ninis' y los jóvenes estos, 'Construyendo el Futuro' (…). Esa lana debió de haberse ido para construir policías confiables y eficaces, fiscales confiables y eficaces y tejido social".
Pasamos, casi sin escala, de los alacranes a los 'ninis'. De las plagas a "los jóvenes estos". De un desprecio a programas sociales –"millones de pesos que están tirando…"— a la contradicción de pedir que se construya tejido social.
Quizá Felipe Calderón no repara en el hecho de que –salvo él, que quiere conseguir el registro de una organización política– México no está en campaña, y que mensajes como los que ha proferido sólo polarizan más y alimentan lo peor de una población asolada por la violencia.
O quizá sí repara en ese hecho y para él hoy sólo hay interés particular y no general: le importa ganar adeptos, reunir a todos los que ven a los delincuentes como animales, convocar a quienes consideran una subclase ('nini') a quienes no logran estudio o trabajo, ser un político policiaco… otra vez.