La Feria

El Ejército de López Obrador, no de la República

AMLO se apoya en el Ejército y la Marina más que ningún otro mandatario reciente. Cabe preguntarse si no estamos a punto de la indefensión.

De los muchos riesgos que implica el creciente protagonismo que la administración de Andrés Manuel López Obrador está dando a las Fuerzas Armadas, hay uno muy particular: en una fecha no muy lejana podríamos tener una Sedena y una Semar metidas de lleno, y del lado del Presidente, en la polarización política reinante.

El martes pasado, en su mensaje del 1 de diciembre por el segundo aniversario de su gobierno, el presidente López Obrador subrayó que las Fuerzas Armadas tendrán un perfil más público. El viernes abundó al respecto.

De gira por el municipio de Ruiz, en Nayarit, donde las FFAA participan en la construcción de "la obra hidráulica agrícola más importante del gobierno", López Obrador dijo el 4 de diciembre que el Ejército "sacó del hoyo" a su gobierno cuando, tras cancelar el aeropuerto de Texcoco, recayó en la Sedena el encargo de hacer uno nuevo, el de Santa Lucía, también en el Estado de México.

"Algunos se preguntan por qué está participando tanto el Ejército en las obras públicas. Y es importante tener en cuenta que el Ejército tiene también esa función, la de ayudar en el desarrollo del país, apoyar para el progreso de México", declaró el Presidente, el viernes, en Ruiz. "Está en la ley orgánica del Ejército, es una de sus funciones, de sus tareas y eso es lo que se está haciendo ahora, utilizar todo el conocimiento de una institución profesional como la Secretaría de la Defensa para que podamos avanzar en la realización de obras, llevando a cabo acciones en beneficio de nuestro pueblo".

Acto seguido, Andrés Manuel destacó cómo la Marina lo mismo limpia de sargazo las playas en Quintana Roo que desazolva ríos en Tabasco; o el Ejército, que surte con sus viveros los árboles frutales y maderables para el millón de hectáreas que se buscan plantar en este sexenio. Y, remató el Presidente, son ingenieros militares los encargados de las 2 mil 600 sucursales del Banco de Bienestar que se están construyendo. Y aunque no lo dijo en esa gira, ya se ha adelantado que las Fuerzas Armadas participarán en la aplicación de la vacuna contra el SARS-CoV-2.

López Obrador se apoya en el Ejército y la Marina más que ningún otro mandatario reciente. Para no ir más lejos en demostraciones: desapareció la Policía Federal, iniciativa que nació con Ernesto Zedillo, y en su lugar puso a efectivos y mandos militares en la Guardia Nacional.

Que el Presidente crea que el Ejército le ahorra licitaciones y procesos administrativos en obras, que cuenta con su lealtad y hasta con su discreción, es una cosa. Que ese protagonismo no implique que luego las Fuerzas Armadas participen en decisiones donde es imposible no ver un sesgo partidista, es otra muy distinta. Como en el choque de la Federación y Chihuahua, que lleva tres meses.

Luego de las protestas por el uso del agua de una presa, la Guardia Nacional se vio envuelta en el asesinato de una mujer y la población resintió el uso de ese cuerpo policiaco en su contra. Entonces, la Secretaría de Seguridad de AMLO acusó al gobernador Javier Corral de actuar políticamente en ese conflicto y la Federación suspendió las mesas de coordinación en el nada marginal tema de la seguridad.

Chihuahua ha apelado a la Suprema Corte para que se reestablezcan esas reuniones, sin embargo, la ministra Yasmín Esquivel, por cierto postulada por López Obrador, desestimó la semana pasada esa petición.

Este botón de muestra es preocupante. Chihuahua lleva tres meses sin mesas de seguridad entre la Federación y la autoridad estatal. Si coordinadas todas las autoridades no hay garantía de que la ciudadanía esté protegida, qué puede esperar ésta si diferentes niveles de gobierno cancelan la coordinación por cuestiones políticas.

Hay testimonios que señalan que la Guardia Nacional y el Ejército siguen colaborando con las autoridades chihuahuenses, pero el hecho mismo de la suspensión de las mesas habla de una situación anómala, de la afectación por cuestiones políticas de un tema que debería estar blindado de vaivenes partidistas.

Las Fuerzas Armadas siempre han mostrado institucionalidad al Presidente en turno y, desde las alternancias, su imparcialidad ha estado fuera de duda. Sin embargo, si el gobierno federal que más presupuesto y protagonismo da a las FFAA es también uno que no cuida que no se mezclen pugnas partidistas con políticas públicas, cabe preguntarse si no estamos a punto de tener el Ejército de AMLO por un lado, y la indefensión por el otro.

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