La Feria

El mismo cinismo de antes

Si el gobierno de López Obrador deja impunes casos como el revelado por 'El País' la semana pasada, ese pasado de corrupción lo alcanzará y manchará sin remedio.

Alfredo del Mazo Maza se asoció con empresarios para explorar un negocio de estacionamientos. Para tal efecto, abrió una cuenta por 1.5 millones de euros en un paraíso fiscal de Europa, cuenta en la que se pretendía depositar otros 2.5 millones de euros provenientes de Suiza. Todo eso pasó mientras el político mexiquense era funcionario municipal, estatal y federal… y sin que informara a los ciudadanos de tan singular actividad mercantil.

El caso de esta sociedad, con su cuenta en Andorra y promesa de más fondos provenientes de otro paraíso fiscal, se dio a conocer el jueves por el diario El País, que evidenció que en su tres de tres, presentada en el marco de las elecciones que en 2017 lo llevaron a la gubernatura del Estado de México, Del Mazo Maza no había reconocido la existencia de esas actividades empresariales ni los fondos bancarios a ellas asociadas.

Apenas se conoció la noticia, Del Mazo negó la existencia de esa cuenta, ridículo intento de ocultar el Sol: la nota de El País exhibía documentación sólida. La maniobra engañabobos del gobernador no aguantó ni 24 horas, pues al día siguiente tuvo que reconocer cuenta y empresa.

Más que un intento fallido de ocultar un negocio, este affair evidencia lo lejos que se encuentra México de una real procuración de justicia.

La exclusiva periodística de El País permite recorrer los vicios de la política mexicana.

Cuando al fin reconoció a los periodistas de El País que sí tenía participación en la empresa con fondos en Andorra, Del Mazo argumentó que "durante la última parte de mi administración como presidente municipal de Huixquilucan, Estado de México, decidí explorar opciones que me permitieran emprender en alguna actividad empresarial no relacionada con mi actividad pública".

En otras palabras, desde el nada menor puesto de alcalde de Huixquilucan, Del Mazo pretendía convertirse en operador de estacionamientos, giro al que se iba a dedicar el negocio hoy descubierto.

¿Qué querrá decir Del Mazo con su explicación cuando señala que "alguna actividad empresarial no relacionada con mi actividad pública"? Era el alcalde de un municipio metropolitano con gran actividad comercial, ¿cómo pretende que alguien crea que volverse empresario de estacionamientos no estaba relacionado con su actividad pública de alcalde? ¿A quién pretenderá engañar con argumentos tan endebles?

En esa réplica agregó: "reconozco que no fue la mejor decisión abrirla en este lugar". ¿O sea que cree que el problema es Andorra?

El hoy gobernador del Edomex debe explicaciones. ¿Por qué su amigo y socio Daniel Madariaga, también mencionado por El País, le cedió el 10 por ciento de las acciones de la empresa que tiene la cuenta en Andorra? ¿Cómo es que siendo edil aceptaba esas donaciones? ¿Y cuál es el origen de esos millones?

Descubierta la cuenta por autoridades del principado, ésta fue congelada e investigada en Europa desde 2015. Para ese entonces Del Mazo ya había sido funcionario federal: Peña Nieto lo invitó a dirigir (es un decir) Banobras, banco al que renunció en enero de 2015 para buscar una diputación y de ahí saltaría a candidato a gobernador.

Es decir, al ingresar a la administración federal, y en dos campañas electorales, Del Mazo hizo promesas de acabar con la corrupción al tiempo que ocultaba a electores la existencia de sus negocios en Andorra.

El caso tuvo el único final posible en nuestra política: en 2018 las autoridades de Andorra dieron por cerrado el tema ante la nula cooperación de las autoridades mexicanas. No se sabe si esta decisión ocurrió ya en tiempos en que Morena hacía y disponía luego de su triunfo el 1 de julio: la PGR envió a Andorra una notificación de que no había encontrado motivos para iniciar acciones penales.

El pasado de corrupción no se ha ido. No se irá, de hecho, si no hay justicia en los escándalos de todo tipo de corrupción que la ciudadanía ha conocido a pesar de toda la opacidad de gobiernos como el de Calderón y el de Peña.

Si el gobierno de López Obrador deja impunes casos como el revelado por El País la semana pasada, ese pasado de corrupción lo alcanzará y manchará sin remedio.

El gobernador priista del Edomex no tiene cuentas en la banca de la credibilidad. El tema es si le extenderán líneas de crédito en impunidad.

Encima de ello, los argumentos con que quiso salir del problema ofenden la inteligencia, y son tan pedestres que muestran que el cinismo de la clase política es hoy como el de antes.

Los ciudadanos votaron el año pasado por un cambio. Las autoridades fiscales deberían interesarse por los negocios ocultos de Del Mazo. De lo contrario, la autoridad moral del nuevo gobierno terminará en el mismo basurero donde reposa el sexenio de Peña Nieto.

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