El fin de año de Ricardo Anaya va a estar movidito. El excandidato presidencial ha prometido que durante las siguientes doce semanas publicará sendos videos relativos a los capítulos de un libro que propone como ruta de acción "frente al desastre" que es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Noticia relevante, pues, no sólo la reaparición del queretano ocurrida este lunes con su anuncio de reincorporación a la política activa, sino su propósito de dar a conocer un manual para derrotar a AMLO en 2021 y 2024.
En el retorno de Anaya cabe hacer algunos apuntes del aún joven cuadro que la política mexicana recupera. Sobre todo porque uno supone, sin ninguna certidumbre, que se lo ha pensado muy bien, que sabe –como adelanta en el video de su anuncio– que le caerán a palos con viejas o nuevas acusaciones de corrupción, y que el movimiento que gobierna (es un decir) a México no se tomará nada bien su regreso.
Entonces, el primer apunte es una interrogante: ¿Tendrá el libro de Anaya un capítulo, que bien podría ser el prólogo, titulado algo así como 'Mis errores'?
En el video dado a conocer este lunes, Ricardo Anaya califica la derrota de 2018 como un trago amargo y reconoce que ha pensado en los "muchos errores" cometidos en la campaña.
Porque en su afán electoral, Anaya dividió al PAN, marginó a cuadros, se quedó con todo el pastel, y armó una campaña que nunca prendió en la que terminó más peleado con Meade que con el candidato que era su antítesis.
En México no abundan las crónicas de campaña. En un país que cada tres años tiene la 'elección más grande de la historia', son muy pocos los libros que arrojan luz sobre tales procesos. Anaya podría aportar un ensayo sobre sus errores, es decir sus aprendizajes.
Tal documento no tiene que ser un suicidio ni una confesión de parte. Pero podría documentar el alcance real de la reflexión que ha hecho en estos dos años sobre los factores personales que le impidieron, no digo que ganarle a AMLO, sino ser un rival de peso.
Y es que va a necesitar una argumentación de tal estilo si Anaya pretende reunir de nuevo apoyos.
Porque ser inteligente, ya lo demostró él mismo, no basta; menos cuando esa capacidad puede parecer una soberbia que le imposibilita a considerar los puntos de vista de los otros.
Ganar posiciones y escalar con rapidez es bueno. Él tuvo un ascenso meteórico destacable. Pero también le hubiera ayudado, por ejemplo, probarse como un buen negociador político, que en tal ascenso no dejara tantos cadáveres, que multiplicara aliados antes que resentimientos.
¿Cuál es el balance que hace hoy del daño que le pudo haber causado a Acción Nacional? ¿Qué deuda o disculpa tiene para con ese PAN que ahora no levanta cabeza?
Y, más importante según yo, qué mea culpa hace del sistema del que él fue protagonista y que a la postre resultó abrumadoramente rechazado en las urnas; por qué no vio la profundidad de los reclamos de un electorado por la corrupción prianista, por las enormes deudas en desigualdad e impunidad del anterior modelo. En pocas palabras, qué tipo de ruptura debió haber propuesto en 2018 para los siguientes seis años.
Anaya dice en su video que frente a Andrés Manuel hay que "demostrar que nosotros lo podemos hacer mejor".
Quizás el inicio de tal cosa sea empezar por los errores, por demostrar que a diferencia de la actual administración, que dice que ya cumplió con 95 de sus 100 compromisos, aquellos que buscan ser vistos como alternativa sí tienen lugar para la autocrítica, para una reflexión honesta que permita presentarse con la cara lavada a la hora de pedir la oportunidad de comenzar de nuevo.
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