A veces pienso que una virtud de Andrés Manuel López Obrador es que ahora valoramos más el dinero del gobierno.
En octubre de 2016 una investigación periodística de MCCI reveló que Juntos Podemos, iniciativa presidida y amadrinada por Josefina Vázquez Mota, recibió del gobierno de Peña Nieto 900 millones de pesos. Meses después surgieron documentos que indicaban que esa cifra era aun mayor.
En el momento de la revelación periodística, Vázquez Mota negó los hechos, pero los documentos no dejaban lugar a dudas: ella era la cara pública y aliada de un esquema donde la Cancillería mexicana daba millones de dólares, a través de consulados, a fundaciones radicadas en Estados Unidos que luego se negaron a reportar a la ASF sobre el uso de esos recursos. La panista, además, fue consentida por Videgaray-Meade con boletos de avión, choferes y viáticos en viajes por ese país, etcétera.
Cuatro años después, este miércoles en Palacio Nacional, se habló de Juntos Podemos: se denunció que esa iniciativa recibió, según constató el actual gobierno, más de mil 400 millones de pesos. Mil cuatrocientos millones de pesos. Un chorro de dinero. Muchísimo ahora, y más al valor de entonces.
A este gobierno, con toda razón, le escandaliza lo discrecional de esas multimillonarias asignaciones, la prácticamente nula rendición de cuentas de las mismas. Pero en el peñismo todo mundo vio como normal que eso haya ocurrido. Josefina ayer volvió a negar los hechos, pero ahí están las pesquisas de la Auditoría Superior de la Federación y los papeles de la Cancillería. Papeles sobran.
Ese dinero nunca debió darse a Juntos Podemos, que usaba para ello a organizaciones pantalla en Estados Unidos (Parents Alliance y una fundación que indebidamente se colgó del nombre de la AME, un colectivo de empresarios que trabajan en suelo estadounidense y que gozaba de buena fama en la Unión Americana). Ayer en la mañanera dijeron los nombres de quienes deben ser investigados por este caso, además de Vázquez Mota: los empresarios (es un decir) Alejandro Quiroz, Eduardo Bravo Calderón y Emilio España. En Palacio les faltó un personaje más: Jorge Santibáñez, exfuncionario sancionado y directivo de Juntos Podemos.
Cabe aclarar que las operaciones de Juntos Podemos no se realizaron con un fideicomiso de los que el Presidente se afanó en agandallarse. Ayer en Palacio usaron a Josefina y aliados para demostrar lo descomunal de gastos discrecionales en el sexenio pasado, pero para nada se trató de un mecanismo tipo fideicomiso. Más bien habría sido, todo indica, un pago de favores entre Peña y Vázquez Mota.
López Obrador prometió ayer que investigarán los abusos. Ojalá que sí. Que se aclare si con esos fondos se pagaron en México sueldos y gastos de políticos, y que se sepa qué hicieron Quiroz, Bravo, España y Santibáñez con tantísimo dinero que les dieron, pues los comprobantes de las ayudas a los paisanos nomás nunca llegaron.
Si se aclara el manejo de esos fondos, en algo habremos avanzado. Y coincidiremos con AMLO en lo irracional del hecho de que el gobierno entregara mil 400 millones de pesos a una 'fundación' que se supone que haría el trabajo que le correspondía al… gobierno. Trabajo que encima no se hizo.
A veces pienso que una virtud de Andrés Manuel López Obrador es que ahora valoramos más el dinero del gobierno (será porque se lo está agandallando o porque con la crisis no habrá). Pero luego me acuerdo de lo que gasta en Dos Bocas o el Tren Maya o en Pemex, y se me pasa. Pero esa es otra historia.