En su carta de renuncia, el comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), Guillermo García Alcocer, hace referencia en tres ocasiones a la autonomía de ese órgano regulador.
"Al entender la autonomía como la más alta responsabilidad, la Comisión ha tendido puentes con actores e instituciones clave de la presente administración", dice García Alcocer en una de esas veces.
Luego subraya: "Durante mi gestión en todo momento se aplicaron estrictas reglas de contacto con permisionarios".
Y finalmente, al cerrar su carta-balance, el funcionario remata: "la CRE se ha consolidado como un órgano regulador técnico y autónomo del más alto nivel".
Esas tres frases son todo, menos casualidad: al remarcar que una CRE autónoma es parte de su legado, deja en claro –incluso sin decirlo– que lo que se avecina es ominoso.
Para comprender a lo que se refiere García Alcocer basta revisar lo ocurrido en la sesión del pasado 21 de mayo. Algunos colegas ya dieron cuenta de lo ocurrido ese día, pero tras la renuncia de García Alcocer, anunciada el 3 de junio, es menester repetir algunos detalles de esa reunión del órgano de gobierno de la CRE.
La buena noticia ese día era que la CRE volvía a sesionar, toda vez que por fin se incorporaban los cuatro nuevos comisionados, es decir, los enviados del presidente Andrés Manuel López Obrador. La mala, es lo que se escuchó.
Va primer ejemplo. La secretaria ejecutiva, Ingrid Gallo Montero, de repente lee que el consejero José Alberto Celestinos "solicitó autorización para asistir a la atenta invitación de la Secretaría de Energía al estado de Tabasco los días 15, 16 y 17 del presente mes y año, para dar seguimiento y cauce al proyecto del gobierno federal para la construcción de la refinería Dos Bocas, el cual ha sido anunciado formalmente por el titular del Ejecutivo federal. Asimismo, solicita que con carácter prioritario se considere su participación permanente en el proyecto, toda vez que a partir del anuncio oficial el pasado 9 de mayo, la titular de la Secretaría de Energía ha solicitado su presencia en distintas reuniones de trabajo".
Es decir, un regulador (don José Alberto Celestinos), avisa sin desdoro que trabaja de árbitro y de la mano con un jugador importante del sector como es la SE, de Rocío Nahle.
Segundo ejemplo: De nuevo la secretaria ejecutiva, Ingrid Gallo Montero, lee: "Igualmente, los comisionados Norma Leticia Campos Aragón, José Alberto Celestinos, Guadalupe Escalante Benítez y Luis Linares Zapata confirman que participaron en la visita a las oficinas del Centro Nacional de Gas Natural el 2 de mayo del 2019 en Ciudad de México".
Otra vez: cuatro comisionados no muestran empacho alguno en reunirse con otro regulado, como es el Cenagas.
Y tercer ejemplo: De viva voz, el comisionado Celestinos anuncia que antes de votar un tema va "a estudiar muy bien lo del gas licuado (…) entonces voy a juntarme con la gente de Petróleos Mexicanos".
Tienen que ver la cara que pone García Alcocer al escuchar a su compañero comisionado señalar que verá a Pemex para estudiar un tema que podría afectar a… Pemex.
El presidente de la CRE sólo atina a decir: "Yo creo que hay que… si usted quiere se puede… este… bueno, ya verá usted el mecanismo de hacerse de la información. El equipo técnico también está a su disposición para todos estos aspectos".
La sesión llegó a un punto surrealista cuando Celestinos anunció que votaría en contra de una ejecutoria de un juez dictada en un juicio de amparo. En el video se aprecia que la secretaria ejecutiva titubea al escuchar eso, y pide que se le aclare: el Comisionado Celestinos insiste en votar en contra de algo que ya es un mandato de un juez. Fine.
Si la CRE fue o no autónoma en tiempos de García Alcocer es algo que se dimensionará en el tiempo.
Pero es comprensible que nadie que crea en la autonomía se puede quedar a presidir un órgano donde los comisionados dicen clara y llanamente que, contra lo que estipula la ley, trabajarán en otros proyectos del sector, contactarán como les venga en gana con sus regulados, y que pasarán sobre mandatos legales.
Un nuevo capítulo comienza para la CRE con la salida de García Alcocer. Uno que podría parecer más a un programa de enredos humorísticos como aquel clásico radial de 'La tremenda corte'. Sin embargo no es cosa de risa: la salida de García Alcocer supone que López Obrador y Rocío Nahle tendrán manga ancha en el ente regulador. Pobres de los actores, nacionales y extranjeros, de la IP del sector energético.
O quizá simplemente deberíamos hacernos a la idea que la CRE, como ocurrió con el programa de estancias infantiles, ya fue. Un éxito más del nuevo gobierno.