La Feria

Los caminos de AMLO

La gira del presidente por algunas comunidades que reanudaron obras suspendidas por la pandemia se explica porque cree que éstas harán una gran diferencia.

Ya iniciada la pandemia, a Andrés Manuel López Obrador le mortificaba particularmente el impacto del cierre de actividades allá por abril en el programa gubernamental de pavimentación de caminos a cargo de las propias comunidades. De alguna manera, esas obras se reactivaron y, en medio del momento más crítico de la emergencia sanitaria, el Presidente decidió hacer una gira para inaugurar varias de ellas. ¿Por qué?

Primera explicación. El Presidente quiere enviar a su base electoral y a la población en general un mensaje de normalidad, de que el gobierno está en marcha, que sus programas funcionan a pesar de la emergencia de salud.

Segunda probable explicación. El Presidente, como otros de sus antecesores, se cansa de la dinámica centralizada, del debate en el altiplano, y salir de gira le vitaliza: regresa a su elemento, el mitin lejos de la oficina y sus embrollos, a inaugurar obras, a prometer otras.

Tercera explicación. Inamovible en su manera de pensar, el tabasqueño está convencido de que sus proyectos –ese de los caminos o el de Sembrando Vida, que podría ampliarse, dijo en la gira oaxaqueña para apoyar la siembra de agave para mezcal– harán una gran diferencia en la población, y que si él no vigila de cerca el avance de sus políticas estelares, al final de la pandemia no tendrá nada de qué asirse: la enfermedad, con un manejo por demás deficiente por parte de su administración, habría barrido con el plan original. Así que no, no puede quedarse en Palacio ni a revisar la política sanitaria, ni a afinar la logística para la distribución y aplicación de la vacuna, ni a tratar otros temas graves, como la polémica por las reformas propuestas al esquema del Banco de México para que capte más, y menos seguros, dólares.

La gira del fin de semana, que una vez más choca con la recomendación de sus colaboradores o correligionarios (Sheinbaum), de que en este momento de la pandemia es crucial no salir a menos de que sea indispensable, muestra no sólo la tozudez de AMLO, a quien ni una pandemia hace modificar sus planes.

Porque la gira también nos recuerda que para López Obrador el desarrollo económico ocurrirá casi por añadidura tras pequeñas –en término de escala nacional– intervenciones en comunidades apartadas y marginadas de los beneficios que otros segmentos de la población disfrutan.

Es decir, la gira se explica sobre todo porque el Presidente está convencido de que esas obras harán una gran diferencia. Que se construye economía desde abajo, incluso cuando no hay planes para que el sector económico reciba apoyos que le ayudarían a no colapsar.

"Agreguemos que se da empleo, que hay trabajo, que el dinero se queda en la misma comunidad, en la misma región, para reactivar la economía, reactivar el comercio. Entonces, tiene un efecto multiplicador, porque se hace la obra, se generan empleos y se reactiva la economía. Es importantísimo lo que se está haciendo en Oaxaca con la construcción de estos caminos. La verdad, es un sueño el estar inaugurando estos caminos", dijo este fin de semana.

En medio de la crisis sanitaria más letal en un siglo, en plena debacle económica, las giras muestran que el Presidente se aferra a un credo que –qué bueno– apuesta todo a dar pequeños alivios a poblaciones olvidadas. Pero con mucho de candidez, apuesta también a que con esas intervenciones gubernamentales ocurra un milagro económico.

Porque López Obrador no puede pensar más allá de ese microcosmos: no tiene otro plan para la economía nacional, y por eso siempre vuelve a su zona de confort, a las comunidades en donde ahora habrá caminos –y qué bueno, reitero–, pero quién sabe si por ellos llegará progreso del exterior, porque este gobierno desdeña cualquier sugerencia o idea que no venga de las ene veces que el entonces candidato Andrés Manuel recorrió los caminos de México.

Ni la crisis ni la pandemia le harán intentar una ruta distinta. Está atrapado en su historia. Y esa no es moderna ni sofisticada. Qué bien por las comunidades ahora mejor comunicadas. Ojalá alguna bonanza transite hacia ellas. De verdad.

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