La Feria

Más allá de AMLO…

El 17 de diciembre pasado, María iba en su bicicleta rumbo a la Condesa; tomó por Mariano Escobedo y en el paso a desnivel, con un camión detrás, se topó con un bache...

Mientras discutimos si estamos ante el fin del neoliberalismo o no, hoy les comparto la historia navideña de María Portilla Acevedo, joven de 30 años, pintora de profesión y quien trabaja un proyecto de atención a personas en situación de calle.

El 17 de diciembre pasado, María iba en su bicicleta rumbo a la Condesa. Tomó por Mariano Escobedo y en el paso a desnivel, con un camión detrás, se topó con un bache. "Volé, caí de clavado, me empapé y me rompí la mano derecha, radio y cúbito. El brazo también lo sentía fuera de lugar".

Lo que siguió es una crónica de lo que se puede padecer en la capital cuando alguien se accidenta. En concreto, lo que tienes que lidiar con una 'ambulancia' que algún buen samaritano llamó.

Retomo la crónica que María publicó en su revista Mi valedor sobre lo que le tocó vivir apenas llegó lo que ella suponía un cuerpo de rescate:

"Yo no sabía que las ambulancias son como la mayoría de los policías, con los que hay que regatear, negociar y hablar un mismo lenguaje de oportunismo rapaz. Evidentemente los curtió el mismo sistema:

-¿Tienes dinero?, esto te va a salir carito…

-No sean mala onda, soy pintora, déjenmelo barato. Además, es la mano derecha con la que pinto.

-Uy, ojalá tengas seguro médico, ellos te lo reponen.

-No tengo, ¿pero en cuánto me sale el aventón?

-3 mil 500, ¿tienes?

-No, no tengo, déjenmelo en 2 mil.

Entonces percibo que ninguno de ellos es realmente un paramédico, la poca ayuda médica que recibo es pésima.

Ya en la cama del hospital privado, donde el conteo de horas es crucial porque el costo aumenta por segundo, se asoman los transas de la ambulancia mientras me suturan la barba, a enseñarme que me están regresando mis pertenencias y que no se han robado nada:

-Tienes la cartera vacía, ¿no nos puedes hacer transferencia desde tu celular? Ah no, viene mojado, ¿cómo le vas a hacer?

De pronto escucho la voz de mi mamá y con afán de quitármelos de encima les digo que ella les va a pagar. Le bajan 7 mil pesos. Lucrando con la desgracia ajena en vísperas navideñas… ¡Es indignante!"

A pesar de que María le advirtió a su madre que no les diera más de los 2 mil pesos acordados, los de la ambulancia (llamarlos paramédicos es demasiado, ya que nunca aplicaron nada de procedimientos) sacaron los 7 mil pesos ya citados porque alegaron que habían acomodado el brazo de la accidentada en su lugar, cosa que en realidad le harían horas después en el hospital GEA González.

Hace unos días, María, a punto de concluir su rehabilitación, pasó de nuevo por la zona del accidente. El bache causante del embrollo goza de cabal salud. Incluso le tomó una foto.

Me acordé de esta historia hace un par de días cuando leí que la colega Carmen Luna (@cmoon1984) tuiteó que un vecino suyo de la Nápoles "convulsionó en la calle y dos ambulancias no quisieron ayudarlo que porque no había un familiar que estuviera con él".

En total, tres ambulancias llegaron y ninguna se lo llevó, incluida una de la alcaldía Benito Juárez.

A los vecinos de Carmen los de la ambulancia les dijeron que si no había alguien que "se responsabilizara en todas las formas, incluida la económica, no se lo podían llevar".

Ahora sí, después de dedicar unos párrafos a la vida real de unos ciudadanos, volvamos al tema del día. ¿Cuál era? ¿La reelección de AMLO? ¿Los cien días de Sheinbaum? ¿Las refinerías? ¿La mañanera?

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