"Este sábado, Michoacán registró el segundo deceso por coronavirus (Covid-19). Como periodista, así comenzaría una nota informativa, en las que predominan cifras y habitualmente suprimimos detalles como que era madre, hermana, esposa y abuela.
"Pero esta vez no. Esta vez les voy a contar que la muerta número dos era una morena hermosa, de ojos y cabello negro, que era mi madre. Porque esta vez, la estadística lleva mi apellido".
Hace un mes, la periodista Záyin Dáleth Villavicencio Sánchez publicó un texto, del que se toman las líneas entrecomilladas, sobre la muerte de una víctima de la pandemia: su madre.
La narración seguía así: "Nunca había imaginado su muerte, pero ni remotamente pensé que fuera a ser como la escena de una película apocalíptica. Es quizá esa apariencia de ficción lo que nos aleja de la tragedia, y por ello la gente duda que la pandemia sea real, o porque las cifras aún no les parecen alarmantes y piensan: 'a mí no me va a pasar'".
Treinta días después de publicado ese texto, el número oficial de decesos por Covid-19 en México ronda los 4 mil. No sé si ustedes coincidan, pero es probable que las líneas de Záyin Dáleth sacudan más que las cifras de víctimas por este coronavirus reportadas tarde a tarde por el gobierno.
Quizá sea que para un país donde casi un centenar de personas son asesinadas al día, de repente oír hablar de unos cuantos miles de fallecidos en cuatro meses no suene a mucho.
O quizá sea que hemos despersonalizado la muerte: casi por definición, en México periodistas y autoridades hablamos, como quien dice el pronóstico del clima, de cifras mortales sin rostro ni historia.
Y como la acumulación de estos muertos se ha dado 'por goteo', pareciera que al igual que con las víctimas de la violencia, estamos ya anestesiados frente a los decesos por Covid-19: vemos la tendencia, el porcentaje, la subida o la bajada, hoy más que ayer, o menos, leemos estadísticas o aritmética, pero no leemos muerte, dolor, tragedia, o humanidad.
Por eso, y porque ayer una querida amiga me contó de un caso en primera persona, hoy no hablemos de cifras, ni del supuesto retorno a la supuesta nueva normalidad, ni del Peje, ni de la mañanera, ni del muñeco de la novela de las siete.
En vez de eso, con ayuda de Gabriel Gutiérrez, que colabora en búsquedas para esta columna, presento entradas periodísticas sobre vidas arrancadas por la pandemia.
-11 abril, 2020. "Les pido a todos tomar conciencia y cuidarse por el bien suyo y el de los demás", post de deudos de tres familiares del estado de Hidalgo que fallecieron en la CDMX.
-13 abril, 2020. "La persona que atendió la llamada, la turnó con alguien más haciendo mil preguntas, pero el último doctor que lo atendió vía telefónica le pidió que le pasara a su hermano para escucharlo respirar, le acercó el teléfono a su hermano, lo escucha el doctor y la respuesta fue que eso no es dificultad para respirar, que nada más estaba agitado, era estrés por la agitación en la que se encuentran". Testimonio divulgado por la hermana de 'Javier', fallecido en el IMSS de Ciudad Juárez.
-4 mayo, 2020. "Sí, efectivamente uno de los líderes que hicieron un movimiento, hace unas semanas respecto al hospital de Axochiapan, ingresó al hospital con datos de dificultad respiratoria el sábado y desgraciadamente el día de hoy falleció". Reporte de los servicios de salud de Morelos, al confirmar que un activista opositor al hospital Covid-19 de Morelos perdió la vida por el coronavirus.
-8 abril, 2020. "No lo pueden mover, no lo toquen, no se acerquen, no intenten hacer nada por su propia cuenta porque se pueden contagiar y porque sería negligencia. Una ambulancia especializada debe ir por él para hospitalizarlo. Pero eso nunca pasó". Testimonio de familiar de Héctor, de 63 años, quien falleció en la alcaldía Gustavo A. Madero.
-11 abril, 2020. "En completa soledad, lejos de sus seres queridos y en una cama de hospital falleció de coronavirus el paciente más joven del que se tiene registro en Baja California el pasado 8 de abril". Así fue el reporte del secretario de Salud de Baja California, Alonso Pérez Rico, sobre el deceso de un hombre de 25 años en Tijuana.
-27 abril, 2020. "Adiós mi copiloto, mi acompañante de tantas comidas, el menudito en las dos pilas, mi contrincante en los diagnósticos quirúrgicos, el mejor contador de anécdotas propias, el casi abuelo de mis hijas, nuestro compañero jornalero, el maestro, mi amigo, tu no te quedaste sin vida, la vida se queda sin ti, gracias por todo". Palabras de despedida de Abril Priss, trabajadora de la Clínica 10 del IMSS de Nayarit, tras la muerte del médico José Luis Orendain.
https://www.reforma.com/muere-medico-en-nayarit-por-covid-19/ar1929363
-10 mayo, 2020. "Fallece nuestra compañera y amiga Mónica Villalba Carvajal, quien luchó contra dos pandemias: la estupidez y el Covid-19", escribió una compañera del Hospital Regional 1 de Cuernavaca, Morelos. Fue la primera enfermera fallecida por la enfermedad en ese estado.
https://aristeguinoticias.com/1005/mexico/enfermera-fallece-en-morelos-por-covid-19/
Ahora imaginemos otras cuatro mil historias parecidas en este 2020. ¿Seguros de que no son tantas? Son demasiadas, de hecho.
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