La Feria

Nafin: el director vive en Monterrey

De cuanto ha hecho hasta ahora el nuevo gobierno, pocas cosas tan raras (o lamentables) como el manejo de la banca de desarrollo.

El oficio de la Dirección de Recursos Humanos y Calidad de Nacional Financiera (Nafin) tiene fecha del 15 de febrero del año en curso y la leyenda –faltaba más– "2019, Año del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata".

Está dirigido al Ing. Gumesindo Antonio Gayosso Toscano, subdirector de Administración y Servicios al Personal de Nafin. Y a la letra dice:

"En relación a la designación del Ing. Eugenio Francisco Domingo Nájera Solórzano como Director General de Nacional Financiera, S.N.C., con efectos a partid (sic) del 16 de diciembre de 2018, hago de su conocimiento que desde dicha fecha deberá considerarse como su lugar de residencia la Cd. de Monterrey, Nuevo León, hasta en tanto se formaliza su residencia ya sea en la Cd. de México o en la ciudad que posteriormente se designe como sede Institucional.

"Sin más por el momento, reciba un cordial saludo.

"A t e n t a m e n t e.

"ADRIANA INES VALLEJO ACEVEDO. Directora".

El oficio tiene dos sellos de acuse de recibo, de los días 19 y 20 de febrero, y debajo de ellos aparece la dirección de Nafin: Insurgentes Sur 1971, colonia Guadalupe Inn. Es decir, la oficina del director de Nafin está a 908 kilómetros (a 10 horas y 10 minutos por carretera según Google) de la ciudad que el ingeniero Nájera Solórzano, desde hace tres meses director de ese banco, mandó decir que es su residencia.

Uno puede coincidir con los regios en que mudarse a la Ciudad de México supone una bendita friega. Por eso, muy cada quien su derecho a seguir el consejo de Héctor Suárez y ya no venir para acá (léase acá como la capital). Pero si ese uno se llama Eugenio Francisco Domingo Nájera Solórzano y le toca presidir no uno, sino dos bancos de desarrollo (también es el director de Bancomext), como que está raro que mande decir a su directora de recursos humanos que en lo que se organizan, pues que por fa lo ubiquen en la tierra del cabrito.

Y no sólo está raro, sino que podría estar contraviniendo el reglamento orgánico de Nacional Financiera, que en su Artículo 5º establece que "el domicilio de la Sociedad será la Ciudad de México, Distrito Federal".

De cuanto ha hecho hasta ahora el nuevo gobierno, pocas cosas tan raras (o lamentables) como el manejo de la banca de desarrollo, a la que el presidente López Obrador quiere mudar a Torreón.

Esa banca se le entregó a dos empresarios: Poncho Romo es el jefe jefe de esos bancos, y éste puso en la operación a Nájera Solórzano, un viejo colaborador suyo con experiencia cero en el ramo. Y de posibles conflictos de interés de ambos, mejor ni hablamos. Pero bueno, todo mundo tiene derecho a aprender, lo que está medio cabrito es aprender a 900 kilómetros.

Sí viene a México, no vayan a creer que no, pero él va y viene a su terruño de donde, ya vimos el oficio, por lo pronto no piensa migrar. Menos mal que gana más que el presidente López Obrador (136 mil pesos vs. 108 mil pesos), así que en una de esas sí le alcanza para sus vuelos regulares.

Así que tenemos a Nafin, banco del que desde noviembre han salido más de la mitad de sus 500 empleados de confianza, con un comité interno y ejecutivo de crédito que sesionan en la Ciudad de México, pero con un director que no vive en la capital, y que no sabemos si va a vivir en Torreón (que queda menos lejos de Monterrey).

Quizá lo único que haya que reclamar es que no nos avisaran antes. Que, por ejemplo, cuando en diciembre 18 del año pasado emitieron un boletín sobre el nombramiento de don Eugenio no nos dijeran que ustedes dispensen, pero que la verdad preferiría no cambiar por lo pronto su residencia a la capital.

En cambio, nos hicieron saber que estamos ante "un convencido, y así lo ha hecho, de que toda organización requiere de una visión balanceada de corto y largo plazo, estar fuertemente orientada a sus mercados, con objetivos claros, estrategias prácticas y comprensibles, con innovación en todos los campos, de la aplicación en todos los procesos de alta tecnología, de una organización ágil con cultura de excelencia continua y un estilo de liderazgo predecible, que escucha, claro, firme y humano".

Charros, se oye tan padre (y tan poco lopezobradorista) la idea de tener un líder así, ¿por qué será que no quiere mudarse a la Ciudad de México para aplicar cotidianamente eso en Nafin? Misterios de este gobierno.

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