Según su declaración patrimonial, la última chamba de Emilio Fueyo Saldaña en el gobierno federal fue de director de la oficina del secretario José Antonio Meade. Ahí este joven de 33 años se encargaba de "coordinar la asesoría para el secretario, discursos, presentaciones, notas, carpetas, etcétera".
En ese puesto, Fueyo Saldaña estuvo hasta noviembre pasado. Luego vino la campaña de Meade, en donde participó en la redacción de discursos. Luego perdieron y luego a Fueyo la revolución le sonrió: es desde la semana pasada (15 de julio) el nuevo director de Banca, Valores y Ahorro de la Secretaría de Hacienda.
La trayectoria de Fueyo como profesional es cortita. Y siempre, desde 2013, ha estado ligada a Meade, con quien ha sido jefe de seguimiento y acuerdos institucionales; subdirector de análisis político y director de coordinación política en Relaciones Exteriores (2013-2015); coordinador de proyectos especiales en Desarrollo Social (2015 y 2016), y jefe de la oficina del secretario Meade.
Y de ahí a la Unidad de Banca, Valores y Ahorro, entidad clave, pues funge como "autoridad reguladora, coordinadora, supervisora y evaluadora en los aspectos normativos, corporativos y financieros de las instituciones de su competencia". Por ejemplo, si hubiera que llevar a buen término la regulación de Fintech, sería precisamente esa unidad la que tendría que trabajar con la CNBV y el Banco de México en la elaboración y expedición de esas reglas.
Así que mientras ustedes discuten si bajar el sueldo a la alta burocracia hará que se pierda calidad en el gobierno, la administración Peña Nieto sigue en las de siempre: con nombramientos que hacen levantar las cejas.
¿De verdad no había otro candidato, interno o externo, con mejores cartas credenciales que Emilio Fueyo? ¿O es que lo único que cuenta en el sector hacendario es que Meade te dé la bendición y ya, tienes chamba en Banobras, Bansefi, CNBV, Nafin y, por supuesto, Hacienda?
Porque el nombramiento de Fueyo no es el único que ha provocado olas en las últimas horas.
La semana pasada en Nacional Financiera fue nombrado, como abogado y fiduciario (para algunos el fiduciario más grande y complejo del gobierno mexicano), Tomás Trueba Zepeda.
En la declaración patrimonial de Trueba Zepeda destaca una constante: de 2012 a principios de 2017 trabajó en la secretaría particular de… Meade. Y por escasos nueve meses en 2017 fue responsable de la Unidad de Productividad Económica de Hacienda con… Meade.
Luego llegaron las elecciones, y la derrota y el pago, perdón, el rescate de Trueba en una chamba nada desdeñable de aquí a que concluya el sexenio.
Imaginen ese currículum: pasé casi todo el sexenio en la secretaría particular de Meade en tres dependencias, pero cerré fuerte y, tras la campaña donde quedamos en tercer lugar, me hicieron abogado principal de Nacional Financiera.
Sólo queda concluir que Meade es dos cosas: un tipo bien educado, que agradecido reparte puestos en el gobierno (es un decir) de Peña Nieto, y una persona que se rodea de gente como él, que pasa de un puesto a otro sin que nadie se inmute ante la falta de experiencia probada para el ejercicio del mismo.
¿Que lo que al país le urge en estos momentos es quien vigile y ejecute un buen cierre gubernamental? Ay, qué fijados. Primero los amigos, luego la patria. ¿O cómo era?
A todas estas, Pepe Toño, el otro, el González Anaya, ¿estará pintado o por qué aceptará estos nombramientos fechados justo un día antes de que entrara en vigor el oficio de Hacienda que prohíbe contrataciones?