Fueron 45 minutos de ensueño. De esas veces que el equipo juega por nota. Sucedió el 1-2-3 perfecto, incluido un posterior remate. Y sin ponerse de acuerdo. No estamos hablando de futbol. Sino de la mañanera.
El presidente Andrés Manuel López Obrador soltó ayer frente a los periodistas una noticia bomba: la refinería de Dos Bocas la harán Pemex y la Secretaría de Energía. Lo que a continuación vino fue algo poco visto en este gobierno. Sin histrionismos ni trucos, cuatro periodistas al hilo acorralaron al mandatario y evidenciaron un proyecto que no tiene pies y mucho menos cabeza.
En ese orden, Sara Pablo (Radio Fórmula), Hugo Páez, (Impacto Diario), Arturo Páramo (Excélsior) y Alberto Rodríguez, (SDP Noticias), cuestionaron al presidente sobre la descomunal iniciativa gubernamental anunciada ayer.
Lo hicieron con preguntas concretas, poderosas por lógicas y elementales.
Sara Pablo: "¿Qué lectura le da al hecho de que tres empresas que ustedes presumieron que eran de las empresas mejores del mundo, especializadas en refinería, le digan que no se puede hacer esta refinería en este periodo (tres años) y que no se puede con el costo de ocho mil millones?
¿Qué le hace pensar que el gobierno podría construir la refinería en este costo que usted está planteando?
Hugo Páez: Pemex no ha hecho una refinería desde hace 40 años. Entonces, la experiencia y la diversificación que hay ahorita en la tecnología, ¿cómo la va a contratar o cómo la va a adquirir Pemex en este caso? ¿No es asumir que la forma en que se hacía hace 40 años, no es asumir que ahora se pretenda echar mano de esa experiencia de hace 40 años que hoy debe de estar completamente evolucionada?
Arturo Páramo: Ahorita nos comentaba que ya tienen el proyecto ejecutivo. ¿Ya se tenía entonces el proyecto hecho o es parte de lo que se tiene que iniciar? Porque si se estaba licitando, quiere decir que todavía no existía el proyecto ejecutivo, apenas se iba a realizar, se estaba licitando, me imagino que era parte de ello. Quiero saber si ya existe y si lo podemos conocer, ¿qué características va a tener esta refinería?
Alberto Rodríguez: ¿No tiene miedo de que las calificadoras bajen la nota crediticia de Petróleos Mexicanos con un proyecto tan audaz, tan aventurado? Por otro lado, cuando se encarga a una empresa privada, cuando se licita un proyecto de esta naturaleza existen repercusiones legales en caso de que no se cumpla en tiempo y forma. ¿Aquí quién va a tener esa responsabilidad legal?
Los colegas hicieron algo que parece extraordinario en estos tiempos desaforados: le pidieron al presidente respuestas lógicas a dudas legítimas.
En lugar de responder lo que le planteaban, López Obrador, sin sorpresa para nadie, se fue por las ramas neoliberales y se refugió en el repertorio de lugares comunes de su visión complotista para no enfrentar una llana realidad: esa refinería es un despropósito por donde se le vea.
Bien por esos reporteros que hicieron la chamba, que además pudieron hilar cuatro intervenciones antes de que iniciara el típico carnaval mañanero de los paleros, ayer auxiliados por un amigo sudamericano.
Lo que resta en este viernes es dedicar a los funcionarios racionales y patrióticos que tiene Andrés Manuel López Obrador, esta cita sobre Donald Trump de la columna publicaba por Lluís Bassets el domingo: "El contacto con políticos amorales y sin principios suele producir efectos devastadores. Hasta el punto de que profesionales excelentes y pundonorosos se convierten en sumisos servidores y vergonzosos aduladores al servicio de quien manda. (…) Todo empieza cuando el subordinado se mantiene en un silencio cómplice mientras el jefe miente descaradamente, primero en privado y luego en público. El jefe no para de hablar, y nadie se atreve a interrumpirle ni llevarle la contraria, hasta crear un círculo de asentimiento silencioso, incluso cuando sus tergiversaciones se convierten en un castillo de verdades alternativas".
En 45 minutos muy bien labrados, ayer en Palacio Nacional la prensa profesional hizo su parte para tratar de evidenciar ese disparate llamado Dos Bocas.
La pregunta ahora es quién o quiénes de los colaboradores del presidente López Obrador harán lo propio. ¿Alguien? ¿Nadie?