La Feria

Tips pandémicos (no pedidos) para los (incrédulos) tapatíos*

La prueba de fuego apenas comienza para la Ciudad de México, pero si hay algo de esperanza es que estamos en manos de Claudia y no de Hugo.

Vengo del futuro para decir a mis paisanos que esta cosa de la pandemia, como dicen que decía el general Villa, más adelante se pone peor.

Por eso, porque hace semanas lo hicieron bien al ralentizar el ritmo de contagios a pesar de las cantaletas alegres de Gatell y compañía, y para que en la medida de lo posible no aflojen el paso, me tomo el atrevimiento de lanzar desde el Valle de México algunas sugerencias a los habitantes del Valle de Atemajac. Que sirven lo mismo, espero, para otros lugares como Nuevo León, Coahuila, etcétera. De nada.

-Tú eres el encierro. El encierro no existe en abstracto. La posibilidad de mitigar un ritmo exponencial de contagios se conjuga en primera persona. Por eso, no caigan en la tentación de razonar que si otros "ya salen" (por ejemplo el Presidente), tú puedes salir. Como decían las mamás y ahora los memes, si alguien se tira a un pozo, ¿tú también te vas a tirar? No salgas más que lo indispensable, y con las precauciones a tope, aunque otros ya anden cheleando en Chapultepec. Chelea en casa.

-Consíganse una Sheinbaum y un Clark. Por una vez este país debe hacer que sus gobernadores sean, kilo por kilo, mejores que el gobierno federal. Es lo local, estúpidos, parafraseando a Bill. La jefa de Gobierno es mucho más confiable y creíble que todos los de la novela de las 7. La prueba de fuego apenas comienza para la Ciudad de México, pero si hay algo de esperanza es que estamos en manos de Claudia y no de Hugo. No vean a Gatell, consíganse al símil de la Agencia Digital de Innovación Pública, que en este tema tiene de vocero a Eduardo Clark, un técnico que día a día nos dice la realidad capitalina de la ocupación de las camas –que no luce nada bien–, el ritmo de hospitalizaciones –que luce peor– pero así sabemos a qué atenernos. Nada de dorar la píldora ni domar las curvas: ¿hay camas o no hay camas para atender contagiados del coronavirus? ¿No hay? No sales de paseo ni a la esquina. Lo demás es retórica irresponsable.

-La mascarilla sí sirve. Hasta hoy, lo único realmente raro es que Gatell no haya pedido dejar de usar preservativos en encuentros sexuales con desconocidos. ¿El condón es infalible? No, ¿verdad? Pero ayuda. Y manda muchos mensajes. Así los cubrebocas. No son infalibles. Pero activa un sentido de alerta, es un acto de mínima responsabilidad, es una señal de que estás consciente de los riesgos, y si más se suman quizá se logre más rápido un cambio cultural urgente: ese de no andar contagiando a otras personas –como era costumbre nacional– de influenza o gripe común, ya no digamos de Covid-19. Más mascarillas de aquí al fin del año. Al menos.

-Los mexicanos sí se están muriendo en la calle, como en Guayaquil. ¿Que no son tantos como en Ecuador? No sabemos, porque los mexicanos más pobres siempre se mueren en las calles, siempre se quedan sin ser llorados por muchos, siempre desaparecen inadvertidamente para las clases medias y altas. Los panteones no dan abasto, los crematorios menos, las funerarias en su mejor época que nunca, el registro civil rebosante de miles de actas no reconocidas… ah, pero "aquí no hemos sido rebasados como en NY o Lombardía". ¿De verdad?

-Sí conoces a alguien a quien se le murió alguien de Covid. Erradiquen la tentación de negarse a creer. Todo pasa de una semana a otra. Tanto oír en los medios del Covid-19, pero como no te 'ha tocado' igual y no crees que sea tan mortífero. Pero de repente, dos muertos en casa de una amiga, colegas que tratas desde hace años y ahora están convalecientes, igual la novia de un amigo, el hermano de otro, la trabajadora del hogar de otros más. Sin avisar, Covid-19 se mete de lleno a tu red cotidiana. Aguas.

-Cuiden la cadena de suministro. Hay grupos muy poderosos que no se dejan someter y gente que paga el precio. Los mercados infectan. Acá no se pudo meter tempranamente en orden a la Central de Abasto (nunca se le ha podido meter en orden, para ser honestos). Así que coman frutas y verduras, pero antes, al comprarlas, manéjense con sumo cuidado. Los tianguis, igual.

-¿Visto lo visto, le confiarías tu salud a AMLO? Bueno, pues entonces busca a tu médico y usa el sentido común. Más no hay. El riesgo mortal estará entre nosotros por meses. En Jalisco, como en otros lugares –donde están igual de cansados que los chilangos, cancunenses o tijuanenses– la vida está en juego. Aguanten. No se rajen a la hora buena.

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