Salvador Garcia Linan

Enaltece tu singularidad

La pérdida de un negocio o la pérdida de un empleo, aunque podría ser temporal, no puede evitarse la tensión, el miedo, la ansiedad, la angustia, la depresión y algunos otros padecimientos mentales.

El pandémico Covid-19 está dejando, además del lamentable fallecimiento de miles de personas, un creciente número de empresarios sin empresas y una millonaria cantidad de personas sin trabajo. ¡Pocos saben por cuánto tiempo más!

Sin distingo alguno, la pérdida de un negocio o la pérdida de un empleo, aunque podría ser temporal, no puede evitarse la tensión, el miedo, la ansiedad, la angustia, la depresión y algunos otros padecimientos mentales, con sus repercusiones familiares, físicas y personales.

Después -o junto a ellas-, las consideraciones económicas reciben cuidadosa atención, así como las experiencias pasadas y los pensamientos laborales son excitantes en ese momento.

"¿De qué sirvieron mis estudios profesionales, mi preparación en los negocios y la experiencia que he adquirido en varios años, si parece que poco o de nada me van a poder servir ahora?"

No puede evitarse un sentimiento de desprecio hacia uno mismo. De desilusión. Imaginar que para muchas cosas puede uno ya no ser esencial. "¿Me buscará alguien por ello?".

Junto aparecen el enojo y la incertidumbre. "Me quedé sin trabajo. Estoy sin trabajo, pero observo que a otros les sigue yendo bien. ¿Porque pueden seguir trabajando? ¿Por qué pueden siguen ganando dinero? ¡Pero podría ser peor! ¡Sería una gran desgracia si me contagiase del coronavirus e inclusive que muriese!"

El desempleo parece ser otra plaga. Se multiplica. Pero nunca se está tan sólo. ¡Siempre hay una esperanza! Primero se debe aceptar que lo que se está sintiendo es normal. Pero se debe hacer algo programado y con constancia…Sin rendirse. Sin claudicar. Sin sentir lástima por uno mismo.

Sigamos con tu autoentrevista: "¿En qué siento que soy singular? ¿En qué aspectos de los negocios soy bueno, soy especial, poseo ingenio, soy extraordinario? ¿En dónde radica mi singularidad? ¿En qué se apoya mi calidad profesional? ¿En qué me distingo? ¿Qué me hace ser más competitivo? ¿De qué estoy más orgulloso o de qué debería estar orgulloso?"

Te recomiendo que sigas por ese camino. Sigue por ahí. ¡Nunca te rindas! Esta será la primera estrategia de otras más que tú mismo desarrollarás e incorporarás.

Asómate a una ventana o siéntate en una banca en un jardín. Observa cómo el viento mueve las ramas de los árboles. También observa cómo el viento retrocede. La suprema quietud de los árboles en ese momento resulta realmente inspiradora. ¡Estás más cerca de hacer resurgir tu vida profesional!, ¡Acabas de comenzar!

¡Bienvenido, colega, amigo y compañero!

COLUMNAS ANTERIORES

Riesgo de la militarización
Militarismo

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.