Con la inesperada complicación que han detectado los epidemiólogos en varios países del mundo, originada por la aparición, en las mutaciones del coronavirus, de "variantes" o alteraciones, cada una de ellas con características agresivas diferentes, aumenta la dificultad para determinar un final más cierto y cercano de la pandemia, provocado por la diversidad de las variantes que no suelen "eliminarse" con cualquier vacuna, aún recién formulada.
Por ello, los gobernantes como Biden, de EU nos advierten, con suma cautela, que quizás su país se estaría acercando a la "normalidad", para fines del presente año, tomando en cuenta las dificultades para producir todas las vacunas específicas que requeriría cada variante. Por la necesidad, en muchas ocasiones, de presentar la formulación específica para atacar a una variante específica, en un lugar específico, la gente seguirá muriendo.
No se había analizado que la solución anhelada abarca, en forma muy importante, las áreas de Finanzas e Ingeniería así como los procesos delicados como investigar, diseñar, diseñar envases para contenerlos, producir medicamentos nuevos y distribuirlos. Hablo del diseño y la localización de nuevos laboratorios para investigar, producir y distribuir nuevos medicamentos salvadores.
O sea: cada suspensión del proceso de producción de una vacuna específica, para fabricar un nuevo medicamento para un nuevo virus en un país determinado por la aparición de una nueva y quizás única variante. A mayores necesidades de fabricar nuevas vacunas para atacar diferentes variantes, la capacidad total de la producción de vacunas generales disminuye y el dominio del coronavirus tiende a alargarse.
Con tal análisis, será más sensato pensar que para la Navidad de este 2021, va a ser muy difícil tener un avance mundial importante en el combate y el abatimiento del virus y sus variantes geográficas. Posiblemente, la fecha aproximada para sentir y asegurar que se ha controlado al coronavirus y a sus diversas y peligrosas variantes, se podría, ubicar para mediados del próximo año de 2222. El mayor tiempo requerido para investigar, formular, producir y distribuir vacunas específicas, alargará la fecha ansiada y deseada de haber encontrado el final del calvario del coronavirus y sus variantes en el mundo.