Salvador Nava Gomar

El eclipse

López Obrador no es el Rey Sol, es un presidente que eclipsa todo: a quienes se le oponen, a los que le siguen, a los otros poderes y a los medios.

Las noticias nacionales se suceden y traslapan unas a otras y tapan las razones de la verdad para beneplácito y acomodo de López Obrador; sirven para esconderlo tras el dedo con el que tapa el Sol mientras la gente sigue su pulgar y no la luz ni el firmamento que evidencian lo contrario de lo que señala.

No es el Rey Sol, es un presidente que eclipsa todo: a quienes se le oponen, a los que le siguen, a los otros poderes y a los medios; a los números y previsiones, a los cálculos, informes y evidencias; AMLO es un astro que hace sombra a los demás cuerpos, celestes o terrestres, vivos o institucionales y todo el tiempo. Andrés Manuel desvía la atención de lo que no le conviene. Hace sombra a la controversia y sólo se trasluce su voluntad.

El impacto por la renuncia de Urzúa, por ejemplo, fue desvanecido por la detención de Juan Collado, prominente abogado de la "mafia del poder", sobrenombre que a su vez funciona como reflector que eclipsa el entendimiento de los seguidores lopezobradoristas. Habrá que ver el proceso de Collado, pero no deja de ser extraño que el mismo día del gravísimo suceso de Hacienda se presente un escándalo que genera morbo y fascinación al pueblo enardecido que clama por venganza. Todos sabemos que en política no hay casualidades.

A su vez, la renuncia del titular de la SEIDO y la terrible reforma del Congreso de Baja California, que en contravención del esencial elemento republicano (respetar el inicio y fin del mandato de quien fue electo) aumentó el periodo del gobernador del estado, pasaron desapercibidas por los sucesos de Urzúa y Collado. Pocas primeras planas tan apretadas como las de la semana pasada. También pocas palabras de profundidad por parte del presidente frente a esos hechos. De nuevo se paró frente a los reflectores y proyectó su enorme sombra tapando el resplandor de la explosión pública de tan indeseable y múltiple crisis.

El secretario se preocupaba por el balance hacendario. Es fácil entenderlo: López Obrador quiere distribuir más recursos, pero con sus políticas económicas incide en que se generen menos. No da la ecuación. Además, Urzúa se quejó de intromisiones y decisiones equivocadas (aeropuerto, Dos Bocas, tren maya). López Obrador contestó con el dedo, tapó el Sol y decretó su muerte política llamándolo neoliberal. Quien contradice al presidente se difumina en el frío de su sombra y el linchamiento morenista.

El propio Urzúa señala como causa del problema el voluntarismo presidencial, quien ensombrece razones y evidencias con su parecer y en automático consigue el resplandor de sus furibundos seguidores. Urzúa señaló tras su carta, con razón, que la política pública debe basarse en evidencia, no en deseos. La cuestión es que los deseos del presidente se convierten en órdenes que eclipsan la realidad.

Las denuncias de Urzúa deberían formalizarse, o cuando menos dar pie a una investigación.

Baja California es un escándalo mayor. Aumentar el periodo de gobierno cimienta las posibilidades de reelección. Que el presidente López Obrador lo vea como algo menor e irradie su luz en otra dirección puede ser grave. Siempre se ha dicho maderista y el principal apotegma de nuestra democracia es justamente la "no reelección". No hay interpretación jurídica que salve el engendro truculento del Congreso bajacaliforniano. La Corte y el Tribunal Electoral pueden echar abajo esa medida. El presidente debe pronunciarse. Hay quienes dicen que las sombras del presidente están cooptando partidos de oposición e instituciones. No creo que tanto; él mismo se ha pronunciado repetidamente contra las "palomas mensajeras", y nuestros tribunales lo demostrarán contra este abyecto. Si Andrés Manuel hiciera sombra a la situación, la noche de la reelección estaría cerca, la dictadura en puerta.

¿Y nadie podrá tomar la carta de Urzúa como un llamado a la sensatez en la política económica? ¿Un reacomodo para que cada quien cumpla con sus responsabilidades orgánicas al margen de la voracidad política? ¿De verdad cada vez que alguien tiene una opinión distinta a la del líder es un neoliberal que no entiende que se deben hacer las cosas diferentes? ¿Saben que el Estado de derecho consiste en aplicar las normas que corresponde a cada autoridad? ¿A alguien le parece bien que el Congreso de Baja California hubiera modificado el plazo para el que fue electo el gobernador? Si pensaran que es correcto, ¿por qué no haría lo mismo AMLO? ¿Qué diferencia tiene eso con Chávez, Maduro, Castro o Evo? Total, ahora ven todos el eclipse por la detención de Juan Collado.

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