El presidente está de buenas. La autocomplacencia que refleja su mensaje del Segundo Informe de Gobierno es casi tan pletórico como el ánimo que le provocó la negativa de registro del INE a México Libre, el partido encabezado por la pareja Calderón-Zavala. El presidente tiró una carcajada en el videocomentario que hizo desde Palenque a la dulce venganza contra su archienemigo, a quien sigue atribuyéndole el fraude electoral de 2006.
Andrés Manuel no se comporta como jefe de Estado. No ve primero por la representación nacional, la unidad de los ciudadanos, el respeto a la autonomía de órganos constitucionales y demás poderes. No muestra atributos que uno esperaría de quien gobierna.
Con conjeturas extraviadas de las cartas de Lucas Alamán y Miguel Lerdo de Tejada a Antonio López de Santa Anna, justifica que la decisión del INE es porque México ya cambió, y por la presión de las benditas redes sociales. Imprudencia que vuelve más complejo el tema que, técnicamente, habrá que revisar su fondo cuando pueda leerse la resolución del Instituto, y lo que sobre ello resuelva el Tribunal Electoral. Lo mismo pasará con el registro del partido de evangelistas. Esperemos por lo pronto.
El tema pone en entredicho la modernidad de las transacciones financieras. Según declaraciones de consejeros y las denuncias de Felipe Calderón, el INE negó el registro a su movimiento dado que alrededor de 8.0 por ciento del financiamiento recibido resultó desconocido, cuando en realidad se trata de movimientos realizados con tarjetas de débito y crédito. Cabe preguntar desde luego si ello no era un dato fácilmente verificable, cuando hay tantos requisitos que cumplía el movimiento para hacerse partido.
Resulta curioso que hace tan sólo días el propio presidente defendiera a su hermano por recibir y entregar recaudaciones en efectivo a su movimiento, lo que configura un delito y una falta administrativa electoral graves, y por una cuestión técnica se burlen tantos morenistas –empezando por el tabasqueño– de México Libre.
Las acusaciones del expresidente Calderón a Lorenzo Córdova son muy delicadas, pero no tanto como las burlas del presidente López Obrador.
En su personalísimo Informe, AMLO dijo que sus tres principales logros han sido el combate a la corrupción; la política de bienestar y el manejo de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia del coronavirus.
Cito al presidente: "No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno. Estamos enfrentando dos crisis, al mismo tiempo, la sanitaria y la económica, y vamos saliendo adelante." Los datos lo desmienten: los muertos crecen, los contagios se mantienen, la economía va en franca picada; pero para él todo está bien, digno de presumir.
Insiste el presidente que "por no permitir la corrupción y por hacer un gobierno austero", hemos ahorrado alrededor de 560 mil millones de pesos". Nunca ha comprobado ese ahorro.
"Nuestro principal legado será purificar la vida pública de México. Y estamos avanzando: no hemos emprendido persecuciones facciosas ni venganzas políticas, pero tampoco encubrimos a nadie ni permitimos la impunidad", señaló en el Informe. Será difícil ubicar el rechazo al partido de Calderón sin el voto de quienes son considerados afines al lopezobradorismo en el Consejo General del INE y sin una maniobra de su gobierno para ello. Ojo. No afirmo que haya sido así (e insisto en que no he leído la resolución), pero la narrativa pública difícilmente disociará ambos lados de la historia.
El presidente cree en sus palabras: "Por convicción, hemos decidido cuidar el medio ambiente como nunca lo hicieron los anteriores gobiernos y lo más interesante, ni lo demandaron los pseudoecologistas que tanto nos atacan". El Tren Maya y la refinería Dos Bocas antes que el desarrollo de energías sustentables, contradicen sus repetidas palabras. La renuncia de Guillermo García Alcocer, extitular de la CRE, por no estar de acuerdo con las políticas de uso de energía no renovables, lo desmienten también.
"Es indudable que saldremos de la pandemia con un mejor sistema de salud", mencionó omitiendo que México es el país, en el mundo, con más trabajadores de la salud muertos. Pareciera que las condiciones a las que se refiere no concuerdan con los negros hechos.
Si un extranjero revisa los dichos del presidente de esta semana, tanto en los spots de su informe como en la mofa a Calderón y su movimiento, pensaría que Palacio Nacional está en otro planeta.