Samuel Aguilar Solis

Da Vinci y Maquiavelo

Samuel Aguilar Solís rinde un homenaje a 500 años de la muerte de uno de los genios de la humanidad, Leonardo da Vinci y a 550 de que naciera Nicolás Maquiavelo.

Esta semana se cumplen 500 años de la muerte de uno de los genios de la humanidad, Leonardo da Vinci y 550 de que naciera Nicolás Maquiavelo, que con sus escritos políticos inició una nueva manera de concebir el poder y separó su ejercicio y el de la política de la moral cristiana dando los cimientos a lo que hoy es la ciencia política.

Los dos tienen en común, no solo que fueron originarios de la Toscana (Vinci y Florencia), sino hombres del Renacimiento, que con el paso del tiempo se hicieron universales gracias a sus aportaciones en sus respectivas materias.

Leonardo nació en Vinci, hijo de Piero, quien fue Notario en Florencia y quien lo llevó al taller del maestro Andrea del Verrocchio donde Leonardo aprendió diversas técnicas y tuvo el conocimiento de diversas materias en forma práctica, no tuvo una educación formal, escolarizada, pero aprendió latín en forma básica, según se sabe, y algo de griego. Podemos considerar a Leonardo un polímata ya que pudo manejar con una gran genialidad la pintura, escultura, ingeniería, arquitectura, estudiar meticulosamente la anatomía humana y ser inventor de una serie de instrumentos que sirvieron después, incluso, como la base de muchas de las máquinas de la modernidad.

Una de las cosas que Leonardo hizo fue escribir mucho sobre sus descubrimientos e inventos con un estilo muy personal, sus manuscritos fueron heredados a su discípulo Francesco Melzi y han pasado tanto a colecciones privadas como en la biblioteca de Madrid, donde recientemente se hizo una espléndida exposición. Para gozo de la humanidad, sus obras aún están a la vista en la iglesia de Santa Maria delle Grazie en Milán, donde está el fresco de la última cena o varias de sus pinturas en el museo de Louvre en París donde está la famosísima gioconda entre otras, así como las exposiciones casi permanentes de sus inventos en diversos museos de su tierra natal, Vinci, Florencia y Milán. Falleció el 2 de mayo de 1519 en Amboise Francia.

Maquiavelo nació el 3 de mayo de 1469 en Florencia, a quien amó más que a sí mismo, según sus propias palabras trabajando para la Señoría como Secretario de la segunda Cancillería y cumpliendo misiones de embajador ante diversos personajes de su época, un observador agudo de los acontecimientos tanto locales como de la Europa de su tiempo y con un conocimiento del comportamiento de los hombres del poder, gracias al estudio de "las cosas pasadas" se empeñó en establecer los valores del esplendor de la Roma antigua a las condiciones de su tiempo.

Las experiencias de sus embajadas y de gobierno las dejó plasmadas en diversos escritos donde se aprecia su espléndida forma de analizar las situaciones más allá de lo anecdótico y de la diplomacia viendo siempre el fondo del sentido político y del ejercicio del poder de los soberanos de entonces y cuando quedó fuera del gobierno y hasta en el destierro de la ciudad de Florencia pudo escribir sus obras mayores El príncipe y Discursos sobre la primera década de Tito Livio pero no solo estas sino también obras de teatro que en su tiempo le merecieron amplios reconocimientos y hasta un prólogo sobre nuestra lengua hasta conseguir nuevamente el favor de los Medici y escribir la Historia de Florencia pero no pudo regresar a la acción política.

Maquiavelo sueña con una Italia libre y con un renacimiento de valores con la participación política del pueblo para el establecimiento de un gobierno estable e ideal que requiere de la educación porque hasta entonces la única que se había ocupado de darle "sus" valores era la iglesia. Pero también anhela la llegada de un redentor, de un nuevo príncipe a su patria harto de la polarización y del juego de intereses en el tablero internacional. Una de las enseñanzas sin duda de Maquiavelo es que en todos sus escritos lo que hace es comunicar la verdad sobre la forma de conseguir, mantener y ampliar el poder echando por tierra todas las creencias medievales acerca de ello y aún del humanismo tan cercano antecesor al Renacimiento.

En 1502 las vidas de estos dos genios se cruzan gracias a que en ese tiempo Leonardo trabaja como ingeniero general con César Borgia y Maquiavelo realiza ante este último una embajada por parte de Florencia con motivo de la problemática que se vive con Pisa y la protección que Francia está dando a esta y Maquiavelo logra idear una estrategia que incluye presionar dejando sin agua del Río Arno a Pisa y solicita a Leonardo un diseño de ingeniería para desviar el agua lo que hace que durante un tiempo trabajen juntos en este proyecto que por cierto al final no salió bien porque el constructor no hizo bien el trabajo y se juntó con una gran avenida del Río.

Hoy después de cinco siglos seguimos recordando y honrando a hombres que expresamente no se propusieron pasar a la historia pero que sus grandes obras y su ejemplo los hicieron universales y que mínimamente ante los tiempos difíciles que nuestra generación está viviendo merecen un homenaje y que sean sus vidas ejemplo para salir adelante ante los actuales retos.

COLUMNAS ANTERIORES

La incertidumbre en las campañas
Fuera máscara

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.