Opinión Samuel Aguilar Solis

Identidad y populismo

En “ Identidad “ ( Ariel, México, 2019), su libro más reciente, Francis Fukuyama aborda esta problemática y considera que los populistas están explotando los resentimientos de la gente.

Después de la crisis del 2008, la economía global no solo entró en una senda que ahora está abriendo debates sobre el futuro del capitalismo, sino que en el plano político generó la ruta para que los políticos antisistema y sobretodo populistas pudieran saltar a la arena política e incluso llegar hasta el poder, dos hechos marcaron sin duda el escenario de este nuevo momento político: el BREXIT en Gran Bretaña y el triunfo de Trump en la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica.

Los movimientos sociales y políticos derivados de los efectos de la crisis del 2008 en la gente en varios países irrumpió con nuevos actores que al entrar en el juego electoral-democrático o se integraron al sistema de partidos o incluso algunos de ellos aún con su reciente irrupción llegaron al poder como fue el caso de SIRYZA en Grecia o de Podemos, ahora en coalición con el PSOE en España, y MORENA en México, pero no son los únicos, muchos más, desde Ucrania al Salvador, y de todo como en botica desde comediantes hasta políticos tradicionales que se montaron en la ola anti sistema y usando el discurso populista ya fueran políticos de nuevo cuño o viejos dinosaurios como el caso mexicano, pero con una característica general, el discurso populista y el uso del lenguaje de la polarización social.

La democracia entró en un declive hasta ahora sin encontrar aún salidas al "momento populista" y la economía continúa en una desaceleración que ha evidenciado aún más la fuerte desigualdad social que el "capitalismo de amigos" ha dejado de herencia. Sin embargo, quienes ahora detentan el poder no han reducido la desigualdad, y podríamos decir en términos generales, que han evidenciado su incapacidad para gestionar la economía, y en el terreno político han mantenido la lógica de la concentración del poder generando una nueva generación de dirigentes autócratas, que sin importar la geografía en donde gobiernan, se solapan y han creado una especie de hermandad como una verdadera amenaza a la democracia y a las libertades.

Pero pese a su incapacidad en la gestión gubernamental, aún persiste una crisis de los partidos y un rechazo a la clase política tradicional envuelta en escándalos de corrupción, casi de manera generalizada, que posibilita que estos autócratas puedan con un descarado patrimonialismo usar los recursos del Estado a su antojo y sin el menor recato por la ley, como en el caso mexicano, sin que hasta ahora podamos vislumbrar una crisis grave en su estancia en el poder. De ahí que nos preguntemos ¿qué hace que pese a su grave incompetencia y su reiterado fracaso en su gestión gubernamental, así como a acciones y dichos casi demenciales, persista aún un apoyo social a sus personas?

En " Identidad " ( Ariel, México, 2019), su libro más reciente, Francis Fukuyama aborda esta problemática y considera que los populistas están explotando los resentimientos de la gente que consideraba que no se estaban respetando su nación, su religión o su forma de vida y que esta demanda de reconocimiento de la identidad de cada uno, ya que había sido ofendida, desprestigiada o ignorada durante mucho tiempo, es justo lo que los populistas aprovecharon para acceder al poder o para mantenerse en él.

Lo anterior, me parece, se corresponde con aquello que George Lakoff ("No pienses en un elefante", Ed. Complutense, Madrid 2007) señala de que la gente no vota necesariamente por sus intereses, vota por su identidad, por sus valores y por tanto votan por aquellos con los que se identifican. Es esto, creo, que lo que aún queda de la oposición debería de tomar en consideración si de verdad aún se plantean la búsqueda del poder.

La reflexión para la búsqueda de salidas democráticas al actual momento populista tiene que darse en escudriñar las causas más profundas del comportamiento de los ciudadanos, para que no caigamos en las trampas de los nuevos demagogos, que entre comicidad e ignorancia nos quieren tender, pero que al final son los "marcos" con los cuales estos autócratas se comunican con la gente común. Entender que entre el reclamo por tanto resentimiento acumulado y la búsqueda de dignidad está un camino también para modelar una salida democrática al actual momento puede ser una de las plataformas que se discuta en los procesos electorales por venir.

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