Un conjunto de elefantes blancos y agujeros negros, coladeras por las cuales el dinero de la nación se pierde a raudales. Los sueños guajiros de Andrés Manuel López Obrador convertidos en pesadillas para las finanzas públicas de hoy y mañana. Será una herencia financiera negativa que ya lastra al gobierno saliente pero que resultará insostenible para el próximo.
El mesías de Macuspana se creyó que bastarían su extraordinaria persona y brillantes ideas para lograr milagros. Si Moisés había separado el mar, él lograría extraer de nuevo cantidades enormes de petróleo de las tierras y aguas mexicanas. Estaba cierto, como dijo repetidamente, que lograrlo no era ninguna ciencia. Cualquier ignorante, hasta un agrónomo, podría rescatar a Pemex del desastre productivo y financiero, y transformar a la empresa en una palanca de desarrollo y pilar de la soberanía nacional. Habría producción al alza, refinerías modernizadas y trabajando a toda capacidad, además con una nueva en Dos Bocas, finanzas de la paraestatal saneadas y entregando dinero a Hacienda, recursos que se usarían en programas sociales. Por si eso fuera poco, gasolina más barata para todos.
La realidad fue muy distinta: producción estancada, la única notablemente al alza siendo la del contaminante combustóleo. Dos Bocas, sin refinar un solo barril pero costando casi el triple de lo originalmente proyectado, va en 22 mil millones de dólares. A esa astronómica cifra se pueden agregar los 986 mil millones de pesos que Pemex perdió entre 2019 y 2022, en buena parte por los 706 mil millones perdidos con esas refinerías que se están modernizando. Pemex será un Fobaproa que deberá enfrentar el gobierno entrante.
Pero no el único. Estará también esa coladera de dinero y desastre ecológico que es el Tren Maya. Hasta el momento con un costo de 515 mil millones de pesos, más lo que se necesite para realmente terminarlo.
Habrá que agregar la ruina de los aeropuertos capitalinos: el que se destruyó, el que se hizo en su lugar, que nadie quiere usar, y el que permanece y se usa. Cancelar Texcoco implicó perder 332 mil millones de pesos, a lo que habría que agregar lo que costará realmente el AIFA (puesto que se sigue gastando en conectarlo con la CDMX). Habría que añadir lo que finalmente requerirá el Corredor Transístmico, proyecto que el tabasqueño sueña que podrá competir con el canal de Panamá.
La destrucción más grave en términos humanos será el haber arrasado con el Seguro Popular junto con toda la cadena de distribución de medicamentos. Pero ya ofreció el mesiánico de Palacio que en marzo de 2024 estará listo un sistema de salud como el de Dinamarca.
Incluso lo que puede considerarse como positivo representará un lastre financiero al no contarse con los ingresos necesarios para cubrir con lo prometido: las pensiones de adultos mayores. Entregar dinero a cambio de nada a millones de personas es maravilloso para la popularidad, al cabo que la cuenta la pagará el siguiente.
López Obrador lanzó su exitosa carrera política atacando un rescate bancario que salvó a ahorradores del sistema bancario y mantuvo funcionando el sistema de pagos. Convirtió al Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) en algo tóxico e intocable. Como Presidente dejará un conjunto de desastres a su sucesor inmediato y a la nación que tomará largos años reconstruir y pagar. A partir de 2025 habrá que enfrentar los muchos AMLOproas que dejará quien se creyó salvador de México.