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El peor momento, pero el mejor Presidente: AMLO

El mejor Presidente en el peor momento, eso explica ese extraordinario apoyo popular que los conservadores fifís, los neoliberales resentidos, son incapaces de entender.

Con su natural modestia, Andrés Manuel López Obrador™ dijo recientemente que una encuesta internacional lo colocó como el segundo mejor Presidente del mundo. Incomprensible tal error de esa encuestadora cuando todos saben que es el mejor líder del planeta desde que 30 millones de mexicanos lo colocaron al frente de los destinos nacionales.

Porque, como destacó en su segundo Informe de Gobierno, AMLO ha extendido el manto protector del Estado a millones de mexicanos. Sus audaces programas sociales han permitido sortear los horrores económicos del Covid-19. Familias que se habrían hundido en la desesperación hoy cuentan con al menos un apoyo gubernamental que les ayuda a sostenerse. Pensión para los ancianos, becas para estudiantes, apoyos para capacitarse a los jóvenes antes llamados ninis. Todo esto sin necesidad de padrones de beneficiarios o complicados esquemas. El genio de la simpleza en lugar de los laberintos de los tecnócratas fifís.

Para muchos es un misterio cómo es que el tabasqueño mantiene casi intacta su impresionante popularidad ante una pandemia que ha matado a decenas de miles. No entienden que el Pueblo Bueno™ sabe aquilatar la innata bondad y sabiduría del titular del Poder Ejecutivo. La gente honrada y sencilla reconoce al habitante de Palacio Nacional como uno de los suyos, como una persona que vio pasar millones de pesos (en sobres) frente a sus manos, aportaciones de gente ansiosa de derrotar a la mafia del poder, y que no se quedó con un centavo. Desde que se calzó la banda presidencial, AMLO se ha dedicado a irradiar esa moralidad de su gobierno por todo el país. No cualquiera logra ahorrar gracias a la austeridad y un combate a la corrupción sin cuartel, y en medio de una pandemia, 560 mil millones de pesos.

Ese amor del pueblo hacia su Presidente se explica porque el tabasqueño ha sabido distribuir con visión de futuro los recursos de la nación. Enfrentado a un virus para el que todavía no hay vacuna. Mejor canalizar los dineros públicos para lo que será la palanca del desarrollo nacional: el petróleo. Cuando esa maravilla turística que será el Tren Maya esté funcionando, nadie recordará que se eliminó dinero para quimioterapias. Lo mismo podrá decirse sobre la refinería de Dos Bocas. La gasolina que fluirá de sus instalaciones será para todos los mexicanos, a diferencia de una medicina cara que sólo ayuda a una persona. Ahí queda claro cómo el rescate de la soberanía nacional va por sobre los mezquinos intereses particulares.

Sin los privilegios que gozaron por años, precisamente como esperar tratamientos y medicinas, algunos cuestionan a López Obrador™ de forma incesante. De hecho, es el Presidente más atacado desde Francisco I. Madero. Como el Apóstol de la Democracia, está pagando el precio de encabezar una transformación de la vida pública. Pero en esta ocasión los neoporfiristas están siendo derrotados por la inteligencia del oriundo de Macuspana.

El mejor Presidente en el peor momento, precisamente eso explica ese extraordinario apoyo popular que los conservadores fifís, los neoliberales resentidos, son claramente incapaces de entender. No importa que para este año 2020 se espere que el PIB por habitante retroceda al nivel de 2010. La gente no come PIB, sino que se trata de tener felicidad, paz y bienestar, y es lo que AMLO medirá. Otro ejemplo para el mundo del ser excepcional que, para dicha y gratitud de millones, conduce los destinos de México.

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