Simon Levy

La prosperidad: el eslabón perdido de la economía.

Para poder crecer con calidad es urgente la aplicación no solo de un conjunto de acciones contracíclicas macroeconómicas sino cimentar las bases de un sistema económico que genere microproductividad por encima del consumismo, fomentando la creatividad y sacando la cultura de los museos para volverla una industria de prioridad nacional.

China el motor económico del mundo, con todo y los estímulos fiscales, creció 6.2% a junio. Este es el crecimiento más lento en 27 años y por debajo del 6.4% del trimestre anterior. La guerra comercial con Estados Unidos es una causa importante, pero es mas importante la silenciosa transformación de la economía mundial.

Solo los países que entiendan esta transformación saldrán adelante. Se acabó la expansión económica basada en los fierros, en la industria pesada y llega una época basada en la fuerza de la mente, el esfuerzo físico se sustituye cada vez mas con talento creativo. El regreso de las cosas más básicas, se ha convertido en los bienes más codiciados: la paz, la cercanía de una vivienda con un centro de trabajo o ser feliz en lo que uno trabaja.

La modernidad entró en crisis y en duda porque se convirtió en fachada de la corrupción y si-nónimo de más dependencia. La economía colaborativa no está creando opciones de desarrollo sino impulsando oportunidades de flotación y de supervivencia para tener autoempleados a medio gas disfrazados de emprendedores . Flores Magón decía "el cambio de amo no es fuente de libertad ni de bienestar".

En Estados Unidos hay 58 millones de personas que hacen freelance: 21 millones trabajan para apps de transporte y servicios. Todos ellos tiene al menos tres trabajos. En México casi 14 millones están en el autoempleo. Entre 2016 y 2018 Uber incrementó en 267% el número de conductores en México, al llegar a 257 mil operadores en las 43 ciudades. Rappi, la empresa de reparto de comida y supermercado, tiene solo 200 empleados directos y más de 4 mil repartidores que se autoemplean, con una plantilla que crece en promedio 25% mensualmente, de la cual alrededor del 60% son estudiantes.

En un mundo donde las principales economías se están desacelerando va una reflexión: no podemos crecer a como de lugar; cómo vamos a crecer económica y socialmente, es la pregunta a resolver. México ya no aguanta más mano de obra barata, necesita capital humano. El turismo no puede crecer sin sostenibilidad, planeación y sin cuidar el entorno. No podemos ser una sociedad colonizada por el consumo, si no somos primero una nación productiva y que fomente el valor agregado.

Para poder crecer con calidad es urgente la aplicación no solo de un conjunto de acciones con-tracíclicas macroeconómicas sino cimentar las bases de un sistema económico que genere microproductividad por encima del consumismo, fomentando la creatividad y sacando la cultura de los museos para volverla una industria de prioridad nacional.

En el marco de los proyectos de infraestructura como el Corredor Transísmico o el Tren Maya, la creación de una estrategia nacional para el fomento a la infraestructura rural, impulsaría el desarrollo regional, la conectividad, la equidad territorial y la educación a distancia. Jóvenes construyendo el futuro tendría un papel toral.

El impulso de una estrategia nacional para la economía del conocimiento lograría crear una legión de programadores mexicanos mejor pagados al disminuir los impuestos a todas las empresas y emprendimientos que desarrollen tecnología aplicada y que capaciten a jóvenes para ser desarrolladores.

El fomento a la competitividad de la industria hotelera en México, podría recaudar ingre-sos superiores a los mil millones de dólares anuales, si se logran repatriar utilidades perdidas en paraísos fiscales a cambio de incentivos para detonar comunidades de proveedores locales y créditos cruzados de la banca de desarrollo para su aplicación.

Impulsar un programa nacional con las industrias creativas, empresas culturales y de especialización logística permitiría conectar a pequeños productores del campo con plataformas que den escalabilidad a la comercialización mundial y crear más valor agregado dejando México de ser una servidumbre de paso.

La estabilidad económica solo da estabilidad de corto plazo. Para crecer con prosperidad requiere la inmediata puesta en marcha de un modelo económico más humano. El Presidente López Obrador está poniendo los cimientos, pero el "elefante reumático" no se mueve todavía lo suficiente. La mesa está puesta.

México tiene con qué recuperar la confianza para crear inversión. Sin un nuevo régimen económico que funcione, no podremos construir un nuevo régimen político.

COLUMNAS ANTERIORES

La trampa del ingreso
Lo que aprendí en Bangalore: democratizar riqueza

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.