Nos encontramos al final de este periodo de sesiones en el Congreso. Dentro de un par de semanas, este periodo llegará a su fin. Si bien todavía quedan grandes pendientes, hemos aprobado la reforma legal en materia laboral más importante que se ha propuesto en décadas.
Ésta modifica la Ley Federal del Trabajo, la Ley del Seguro Social, la Ley Orgánica del Poder Judicial entre otras legislaciones. Este cambio fue posible gracias a una negociación amplia en la que tanto Morena, PRI y PAN respaldaron la propuesta final que surgió de comisiones.
Se ha hablado que la nueva legislación es un signo de sometimiento hacia el gobierno estadounidense en el marco del nuevo TLC. Nada más fuera de la realidad. Por una parte, varias de las modificaciones ya estaban desde 2017 y lo que se busca hoy es que se consoliden. Por otra, gran parte de las innovaciones que se introdujeron son una deuda pendiente del Estado mexicano con los trabajadores. La nueva ley, en caso de aprobarse en la cámara revisora, brindará mayor libertad sindical: los trabajadores podrán decidir si quieren afiliarse a algún sindicato o mantenerse fuera de ellos.
Entre los grandes pendientes que quedan en el Congreso, en materia internacional, México ha incumplido ante organismos internacionales su compromiso en la lucha contra el lavado de dinero. Un reporte de la OCDE en enero del año pasado mencionaba que los esfuerzos de nuestro país contra el lavado de dinero han sido insuficientes. Por esta razón, más temprano que tarde tendremos que impulsar legislación y acciones que ayuden a acabar con este delito. Especialmente importantes serán las acciones que asistan a terminar esta práctica en organizaciones sin fines de lucro y fundaciones donatarias autorizadas que han servido como fachadas para el blanqueo de dinero no reportado al fisco.
Otro pendiente, que he tomado como un deber personal, es la mejora de los mecanismos de representación de nuestra democracia tanto en el Congreso como en los partidos. En este sentido, presenté la propuesta de reforma a la Constitución para disminuir en 50 por ciento el financiamiento de los partidos en gasto ordinario. Este financiamiento desde 1997 ha crecido de manera exponencial sin mostrar una mejora verdadera en la calidad de nuestros partidos. Esta propuesta ya se encuentra en comisiones y espero se apruebe en septiembre de este año.
La otra propuesta que he buscado impulsar es la desaparición de los plurinominales en el Senado. Pocos recuerdan que hace dos décadas nuestro senado estaba compuesto por 96 representantes en vez de los 128 senadores actuales. Mi propuesta busca ser un primer saque para analizar cómo podemos fortalecer la representación de los estados para fortalecer nuestro federalismo sin dañar la representatividad del electorado. En fin, la discusión está abierta.
Platico todo esto, porque creo que es importante que se conozca el trabajo que hemos realizado los últimos meses en el Congreso, porque muchas veces es fácil hacer juicios de valor sin saber. Con conocimiento uno puede hacer mejores valoraciones de las cosas y sólo así se pueden tomar mejores decisiones para el futuro del país.