No cabe duda de que la situación por la que atravesamos hoy nos muestra cómo toda acción tiene consecuencias. Claro, éstas pueden ser positivas o negativas.
Llegamos a la situación actual de encontrar un sistema de salud saturado y al máximo de su capacidad, y la carestía sistemática de insumos médicos. Esta realidad muestra que todos hemos sido corresponsables de malas prácticas que han minado al sistema de salud mexicano. Por un lado, durante muchos años no hicimos seguimiento puntual al buen uso de los recursos humanos, materiales, e inmobiliarios destinados al sector salud.
Lo anterior incluye cómo se hacían las licitaciones y quiénes eran las farmacéuticas y proveedores que los contratos beneficiaban. Por otro, cuando se hacían públicos casos de corrupción, no pusimos atención a si se castigaba o no a los implicados.
La corrupción desgastó la infraestructura y los servicios de salud que son un derecho fundamental de todos los mexicanos. En el último sexenio, fuimos testigos de la corrupción y de sus efectos adversos en la vida de miles de mexicanos. Durante este último año, el gobierno se ha dedicado a enmendar años de corrupción y de desatención al sector salud. De esta manera, terminó de equipar o concluir más de 40 hospitales abandonados por las pasadas administraciones, aunque no necesariamente solo del IMSS.
La situación adversa que hoy sufrimos se deriva no sólo de decisiones gubernamentales, sino de la negligencia individual. Muchos de nosotros hoy caemos en cuenta del daño directo o indirecto que hicimos al registrar a un trabajador con un sueldo inferior, o de plano, de no registrarlo ante la institución de salud, bajo el pretexto de que "le convenía más" en su quincena.
También, mermamos las arcas del IMSS mediante la práctica común de elevar las aportaciones que uno hace al seguro social un poco antes de retirarse para aumentar la pensión que se obtendrá.
Me pregunto si hay ante esto economía que alcance. Todo parece indicar que no, y hoy, ante la pandemia que enfrentamos, estos problemas acumulados nos obligan a realizar esfuerzos enormes. A pesar de estas voluntades encontramos que de una manera u otra el pasado nos cobra factura.
Gran lección.