Diez años pareciera ser mucho tiempo, pero para los pasos agigantados a los que va la producción pecuaria y agrícola en el península de Yucatán es poco tiempo.
En 10 años la engorda de cerdos y pollos ha crecido tanto, que la demanda de maíz y soya para alimentarlos también ha aumentado.
Los requerimientos del grano y oleaginosa han incitado la siembra comercial en los tres estados, pero las crecientes importaciones graneleras también han motivado a que crezca el Puerto de Altura en Progreso.
En un periodo de 10 años se ve el agigantado crecimiento y se puede vislumbrar hacia dónde va este sector.
La producción agrícola granelera es creciente, pero no será posible abastecer las demandas de la industria, por lo que las importaciones seguirán jugando un rol importante en el abasto.
Pero vamos por partes.
La producción
Hace 10 años, en 2009, según Sader (antes Sagarpa), ni si quiera había rastro de siembra comercial de soya, ni de maíz en los tres estados de la península, todo lo que demandaba la industria pecuaria y la llamada hidrogenadora, era totalmente importado.
Y según las estadísticas de la API, hace 10 años se importaban 261 mil 500 toneladas de soya y 523 mil toneladas de maíz.
Esos volúmenes los consumían los avicultores y los porcicultores que se organizaban para producir su propio alimento o lo compraban preparado, aún no se expandía el modelo de aparcería de Kekén, de Grupo Kúo.
Otro tanto lo importaba la harinera de maíz y la oleaginosa era para la hidrogenadora, principal consumidora para la preparación de sus productos como pasta o aceites.
Las estadísticas no reflejan producción significativa de soya, apenas unas 5 mil hectáreas en Campeche.
Y en el maíz, la siembra no era comercial, sino de autoconsumo, ya que en las más de 370 mil hectáreas de los tres estados de la península se lograban 362 mil toneladas, con rendimientos muy bajos.
10 años después
La implementación del modelo de aparcería de Kekén, la llegada y ampliación de la industria avícola en Yucatán, así como la recuperación en la ganadería y el crecimiento en la industria harinera de maíz, fueron detonadores de un mayor consumo de soya y de maíz, productos básicos para la engorda de animales.
Las industrias aumentaron sus niveles de importación, pero también se motivó la producción local, se demostró con inversiones privadas que la producción era posible en el oriente de Yucatán y ahora hay cosecha comercial.
Mientras hace 10 años la producción de maíz era de apenas 362 mil toneladas de autoconsumo en la península, ahora tenemos casi 600 mil toneladas, casi el doble y ya hay niveles comerciales.
Y en Soya, de producir 10 mil toneladas en 5 mil hectáreas solamente en Campeche, ahora se cosecharán 103 mil toneladas de 51 mil hectáreas en los tres estados de la península.
El crecimiento también se observa en la importación, ya que en 10 años la importación de maíz se triplicó y 2019 cerrará con poco más de un millón y medio de toneladas.
Y en Soya en una década brinco de 260 mil toneladas a casi 600 mil toneladas.
La producción agrícola ha aumentado, la pecuaria también y las importaciones graneleras han hecho lo propio.
Para este año se contempla ampliar y mejorar el dragado del puerto de abrigo, lo que permitirá que lleguen buques graneleros de mayor tamaño, ya que hoy hay lista de espera en altamar para el desembarco.
Retos
Lo que viene es un mayor crecimiento. Hay incentivos de producción y una mayor infraestructura de importación.
La industria seguirá su ritmo, el consumo va aumentando en el interior y en el comercio exterior.
El orden, el cuidado ambiental, el equilibrio de producción agrícola comercial con el medio ambiente y el crecimiento pecuario siguen siendo grandes retos para las políticas públicas.
Una década deja muestra de lo alcanzado, iniciamos una nueva y se van sentando las bases.