Lo Básico

Primero Gama, luego Delta y remata Zeta

El oriente de Yucatán es una zona productiva comercial tanto ganadera como agrícola, pero también una importante zona apícola y milpera. Ahí pegaron Cristóbal, Gama, Delta y Zeta.

Las estimaciones eran lograr una producción agrícola creciente, encaminarnos a la autosuficiencia alimentaria en las comunidades mayas, pero justo en las fechas de siembra, nos sorprendió la tormenta tropical Cristóbal.

Apicultores, agricultores y ganaderos habían sorteado el cambio logístico de la comercialización derivado de la contingencia sanitaria y el 1 de junio llegó a las tierras yucatecas del oriente de Yucatán la tormenta tropical Cristóbal.

Habíamos compartido en este espacio que en 2020 el PIB agropecuario de Yucatán cerraría al alza, ya que tan sólo en el primer trimestre del año llevaba un crecimiento de 8.6 por ciento, pero con las afectaciones de Cristóbal, se dejaron de sembrar o resembrar unas 5 mil hectáreas, sobretodo de maíz.

La esperanza regresó cuando las siembras de soya se lograron y que el sector pecuario no fue tan afectado.

Compartimos que se sembraron casi 8 mil hectáreas destinadas a la soya.

Sin embargo, a principios de octubre, llegó la tormenta tropical Gama y volvió a bañar el oriente del estado, el agua mermó los cultivos y aunque no hay datos finales de las afectaciones, los daños son fuertes, porque Gama se conjugó que el huracán Delta, categoría 1, que afectó justo en el tiempo de cosechas.

Y si se había pensado que ya había terminado la temporada de huracanes en la región y lo peor había quedado atrás, apenas este martes otra tormenta tropical, Zeta, volvió a bañar fuertemente el oriente de Yucatán.

Lo que se había logrado resembrar, rescatar, tuvo afectaciones serias, lo que hace prever que la producción de este año está siendo fuertemente afectada y que el PIB agropecuario lo reflejará.

El oriente de Yucatán es una zona productiva comercial tanto ganadera como agrícola, pero también una importante zona apícola y milpera.

Municipios como Valladolid, Yaxcabá, Calotmul, Chemax, Peto, entre otros, son activos en producción milpera y apícola, donde las tradiciones del trabajo en el campo prevalecen y las fuertes lluvias han afectado sus cosechas, sus abejas.

Las afectaciones por estos fenómenos naturales han desequilibrado a los productores de autoconsumo y a los comerciales también, ya que si bien o mal la llevaban con la pandemia, la pérdida o merma de sus cultivos o animales, los pone a la deriva.

Las críticas a la ausencia de programas de apoyo catastrófico se han hecho escuchar, ya no hay seguro catastrófico para el campo, no caben apoyos en Fonden, no hay partidas presupuestales específicas para apoyarlos.

Sin embargo, el mensaje desde el Palacio Nacional es que sí hay apoyos, sí hay recursos, pero no se le darán a los gobiernos estatales para canalizarlos, se busca apoyar directamente.

Entonces se necesita un censo, un análisis de los afectados, un listado, que podría estar elaborando el representante del gobierno federal en Yucatán o sus delegadas regionales y a decir de los productores, no ha ocurrido ningún censo.

Las intenciones se escuchan buenas, pero en la práctica aun falta mucho por materializar y optimizar que los servidores públicos federales en Yucatán levanten el censo de afectados y pidan los recursos para que le lleguen directos a los afectados.

Basta un viaje por carretera en municipios y comisarías para ver y escuchar a quiénes perdieron cultivos, abejas, borregos.

La temporada de huracanes finaliza oficialmente en octubre, pero una tormenta más podría volver a llegar y sería el remate total.

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