Esta semana, el tipo de cambio alcanzó su mejor nivel desde el pasado 21 de enero y, por primera vez en dos meses, se ubicó por debajo de 20 pesos por dólar en operaciones al mayoreo.
Hace poco más de un mes, el 8 de marzo, el tipo de cambio tocó un nivel máximo en lo que va del año de 21.45 pesos por dólar.
Desde entonces se ha apreciado 7.2 por ciento al cotizar en 19.91 pesos por dólar al cierre de la jornada de ayer, según información del Banco de México.
Pero, ¿qué hay detrás de la recuperación de la moneda mexicana frente a la divisa estadounidense y por qué el tipo de cambio ha resistido los episodios de volatilidad en los mercados financieros internacionales?
Son varios factores, pero primero hay que dejar claro que el peso no es ajeno al debilitamiento del dólar respecto a la mayoría de las divisas, en un entorno de mayor apetito por riesgo global.
A la recuperación de nuestra moneda han contribuido los superávit históricos en la balanza comercial de México en los meses recientes, así como los elevados flujos de remesas familiares del exterior.
El incremento en el apetito por riesgo de los inversionistas se relaciona sobre todo con las cifras positivas de los últimos días en las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China.
En el caso de EU se confirma que, gracias a los estímulos fiscales, su economía se recupera a paso firme, lo que contribuye a mejorar aún más las perspectivas de crecimiento.
De acuerdo con el FMI, EU sería la única de las grandes economías donde se proyecta que el PIB supere el nivel pronosticado para 2022 de no haber ocurrido la pandemia.
Si bien hay algo de incertidumbre sobre el futuro de las tasas de interés en EU, ya no se anticipa que suban en este año y probablemente ni en el próximo.
En cuanto a China, donde surgió el virus SARS-CoV-2, aunque ya había retomado desde finales de septiembre el nivel de PIB previo a la pandemia, su economía creció un sólido 18.3 por ciento anual en el primer trimestre de este año.
Aunque el crecimiento se vio favorecido por una baja base de comparación, pues un año antes el PIB chino se había contraído 6.8 por ciento tras el choque inicial de la pandemia, el gigante asiático mantiene un acelerado dinamismo.
En suma, la apreciación del peso se deriva principalmente de un mayor apetito por riesgo global, no de una mejoría en la percepción de los inversionistas sobre México.
A juzgar por la tenencia de bonos gubernamentales en manos de inversionistas extranjeros que publica Banxico, no hay una atracción de capitales internacionales hacia títulos de deuda mexicana.
Por el contrario, no sólo se ha moderado la tenencia de esos instrumentos en poder de extranjeros, sino que hay una salida neta de capitales del país.
En lo que va del año, los extranjeros han vendido 108 mil 680 millones de pesos de sus posiciones en deuda gubernamental mexicana.
Pero desde el máximo histórico alcanzado en febrero de 2019, la reducción es de 491 mil 559 millones de pesos en la tenencia extranjera de bonos gubernamentales.
Varios factores, todos conocidos, han afectado la confianza de los inversionistas sobre México.
De los más recientes, destacan la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica y la iniciativa para modificar la Ley de Hidrocarburos, aprobada esta semana en la Cámara de Diputados y turnada al Senado.
A eso se suman los constantes embates al marco institucional, como la reforma al Poder Judicial aprobada el jueves en el Senado que amplía el periodo del presidente de la Corte de 2022 a 2024, cuando termina el gobierno del presidente López Obrador.
La controvertida reforma, que abiertamente contradice lo dispuesto en la Constitución, pone en entredicho la autonomía de la Corte.
Si continúa el deterioro de las instituciones, no esperemos que el tipo de cambio regrese a los 18.50 pesos por dólar de antes de la pandemia. Contra eso no hay ‘vacuna’.